Viernes, 13 de febrero de 2015 | Hoy
ESCENAS
Marianela Cuzzani y Laura Ledesma conforman el dúo de indie folk Vecina, que sale a la calle a hacer música los domingos, gratis y en el medio del asfalto.
Por Silvina Herrera
Los domingos a la tarde, cuando la ciudad desborda de tranquilidad, la gente hace sobremesa despreocupada y las calles quedan inmersas en un silencio forzado, ellas sacan sus instrumentos a la vereda y se ponen a cantar. El portón de una casa en Colegiales se vuelve el escenario ya no tan improvisado de un concierto de música, dos chicas tocando algo que puede describirse como indie folk, aunque las definiciones por lo general sean falaces. Marianela Cuzzani y Laura Ledesma se conocieron en clases de música, empezaron a tocar juntas y armaron un dúo al que le pusieron Vecina, un año antes de salir a tocar gratis en la calle. “Fue premonitorio, pero no intencional”, aclaran. “Empezó como un experimento y terminó siendo un acto de militancia y resistencia. Tocamos en un espacio público donde la gente no tiene que pagar y se fue transformando en una bandera del uso del espacio público para cosas que no tienen que ver con protestar sino con música. La gente trae su silla o su lona, se hace una especie de campamento en un lugar urbano. Es un refugio para ir a relajarse sin irse de la ciudad”, asegura Laura.
La vereda se transformó en un lugar para estar y hacer lo que les gusta. Tocan canciones de su primer disco, Foto de un buen día, y del segundo, que están grabando. Las melodías tienen gancho y paz, como un hueco de ambivalencia en el medio del asfalto, un magnetismo despojado y estático. El título del álbum hace referencia a una imagen optimista, algo agradable que pasó, que quedó en el recuerdo, que ya no está, pero que puede volver, esa idea circula en la letra de “Un día” que dice: “Un día me amaste, un día te fuiste, un día lloraste, un día perdiste, una vez bailamos”, y en la música de Vecina. Las canciones tienen dulzura, una profundidad sutil mezclada con modernidad multicolor. Marianela afirma: “Cada una lleva una melodía y la letra, y hacemos juntas los arreglos. Las letras son en primera persona, no se me ocurre otra manera. Las melodías son amigables, somos amables, es nuestro estilo”.
Cuando tocan en la calle, ni siquiera pasan la gorra, el público puede comprar el disco, pero no aportar a económicamente al recital. Laura cree que “la calle es un lugar donde podemos quedarnos y hacer cosas, como lavar el auto o escuchar un concierto. Queremos quebrar el miedo, usar el afuera. También tiene que ver con que hubo un momento muy adverso con las bandas en la ciudad después de Cromañón. Queríamos tocar con lo simple. Intentamos ponernos creativas para poder hacer algo. Queremos convidar lo que tenemos y olvidarnos del dinero por un rato”.
Marianela y Laura cuentan que hoy siguen escuchando a músicos como Harry Belafonte, Chet Baker, Eydie Gormé, Beach Boys, Chico Buarque, Benny Moré y Ray Charles, y que el objetivo es ser libre con la música. En la vereda se quedan escuchándolas personas solas que salen a pasear el perro, parejas de gente mayor, vecinos, vecinas y grupos de jóvenes que van especialmente a verlas porque crearon un público propio que las sigue, una de las cosas más difíciles de conseguir en la actualidad viralizada. Su recital es acústico y en el repertorio incluyen instrumentos como el cajón peruano, el acordeón y el ukelele. La movida no paró de crecer desde que empezaron y hoy juntan más de 500 personas cada vez que salen a la vereda. Laura dice: “En cada vereda invitamos a un artista a abrir el show, que aporta una cuota de renovación. El próximo domingo va a estar Yacaré Manso. La vereda es nuestra carta de presentación, nos gustaría llevarla a otros lados en algún momento. Ya tocamos en México y Uruguay, siempre tenemos plan de salir. Estamos en un camino”.
El domingo 15 de febrero a las 19 tocan en Gregorio Pérez 3300.
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