¡En la variedad está el gusto!

¡Amiguetes/tas! ¿Cómo han pasado los días calurosos del fin de noviembre?, ¿sudaron lo necesario?, ¿hicieron chapa-chapa?, ¿habeís gozado de la piletita que se forma en los ombligos de sólo rozarse entre sí? ¡No temáis al calor, mis adorables, que gracias a estos aires calientes que susurran entre nuestras piernas podemos enseñar nuestros encantos cual flores perennes, que podrán arrugarse pero jamás marchitarse (que para eso ya hay suficientes pócimas)! Y ya que estamos ligeras/ros de cascos y ropas ¿por qué no mirar con atención hacia ángulos inesperados? Quién dice que ahí donde sólo se veían corderos de pronto ondule la cola de un lindo/a gatito/a. Como siempre, amigue/teta/s, todo es cuestión de ampliar los límites o directamente de hacerlos volar por los aires. He aquí algunas ventajas de tan buena predisposición de espíritu: