Viernes, 15 de diciembre de 2006 | Hoy
INUTILíSIMO
En los tiempos que nos toca vivir hay un culto por la vida sana, la vida al aire libre y también la práctica de deportes”, revela Leticia Vigil en el capítulo sobre los countries del libro Buenas Maneras (Javier Vergara Editor, 1991). Si bien la señora Vigil acepta que cualquier deporte puede resultar divertido y bueno para la salud –sobre todo si se tienen en cuenta las condiciones físicas y de edad de quien lo practica– también aclara que en el antes citado capítulo sólo ha de ocuparse de los considerados “in”. Y desde luego, ¿qué deporte más à la page, de mayor actualidad que el golf?
Equivocadamente, por tratarse de una actividad tranquila y relajada, el golf fue considerado durante mucho tiempo como apto en especial para gente mayor. Sin embargo, nos informa doña Leticia, hoy lo juegan mucho también los jóvenes. El golf tiene la ventaja de que se puede practicar en soledad, aunque es mejor hacerlo con otros participantes.
Primera regla de Buenas Maneras: jugarlo con aquellas personas que tienen más o menos el mismo handicap, “porque de lo contrario se pueden pasar papelones desagradables”. Segunda regla: “Se puede hablar mientras se camina de un hoyo al otro, pero es imperdonable toser, conversar o hacer ruido con los palos mientras el compañero está concentrado en hacer su drive o en tirar la pelotita al hoyo”. Lógicamente entre gente bien, cada persona usa su propio juego de palos, salvo el caso de haber recibido una invitación sorpresiva a una quinta o un country: sólo entonces se puede aceptar el préstamo de palos ajenos.
Por si no lo sabían, el golf se juega acompañado por el caddy, que es el encargado de llevar los palos y buscar la pelota. Pero si por alguna razón se juega sin caddy, es de mínima cortesía ayudar a buscar la pelota extraviada. Es bueno enterarse, asimismo, de que los campos de golf pueden ser de nueve o de dieciocho hoyos, donde por lo general juegan varias parejas simultáneamente, atendiendo las reglas del correspondiente club. Aunque algunos parvenus, como el de la ilustración, creen que se puede jugar en cualquier paisaje.
Por cierto, “detenerse a contemplar la naturaleza, desplazarse a paso lento, mantenerse muy cerca de otros jugadores, puede resultar muy poco amable para los que vienen detrás”. Con respecto a la vestimenta, hay que saber que el hombre y la mujer juegan con pantalones largos, aunque “en el verano de Buenos Aires o en las Bahamas, se permite el uso de la bermuda”. Se emplea también un guante en la mano izquierda –pieza fundamental para no lastimarse si se es novata– e incluso “es muy saludable un sombrerito para el sol”. Una sugerencia básica final: además de tener en cuenta las indicaciones de Leticia Vigil, es indispensable tomar clases antes de lanzarse a jugar. Caso contrario, será imposible salir a la cancha y poder pegarle a la pelotita. Quedan ustedes avisadas.
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