Vie 03.08.2007
las12

INUTILíSIMO

Cuerpitos aseados y entrenados

Nada mejor que los manuales de comienzos de siglo para saber cómo criar a los niños desde la más tierna infancia, atendiendo tanto su salud moral como la física. En la ocasión, recurrimos a Maternología, de Alejandro Lamas (Barreiro y Ramos Editores, Librería Nacional, Montevideo, 1913), en el capítulo referido a “toda clase de ejercicios para el desarrollo del cuerpo”, cuyo cuidado también depende de la observancia de preceptos de higiene y del desarrollo de los sentidos. Es así que, por caso, en el rubro alimentación, luego del período de lactancia, se recomienda que luego de aparecer los dientecitos, la criatura siga ingiriendo “mucha leche pero poca carne, abundancia de vegetales y sustancias feculentas, nada de licores, té, café o vino tinto”. En cuanto al aseo, se nos garantiza que “cuanto más limpio se críe, más robusto se hace”. Pues la piel libre de suciedad “conserva expeditos los poros y asegura de este modo la integridad de sus funciones”. Naturalmente, agua, esponja y jabón serán los medios adecuados, aunque se aclara que para manos y cara “se usará en toda estación agua fría, porque el uso de agua caliente y luego fría expone al niño a sabañones”.

En cuanto a los ejercicios físicos, el bebé debe ser dejado en libertad de movimiento bajo estricto control, pero “si el niño tiene dos años, y con mayor motivo de tres a seis y en adelante, hay ciertos movimientos que pueden ser un juego para él y cuya utilidad es grande”. He aquí algunas posibilidades gimnásticas: acostado el niño en el suelo y sosteniendo un pañuelo entre las manos por un extremo y manteniendo la otra punta una persona mayor, tratará de levantarse hasta formar un ángulo recto el tronco con las piernas, para lo cual la criatura puede apoyarse sobre el pie de la persona que lo ayuda.

Otro ejercicio recomendable que se ve en la imagen: la persona mayor forma una barra con el brazo extendido y la niña apoya una mano sobre ese brazo y coloca la otra en la mano, luego contrayendo y extendiendo alternadamente sus brazos, sube, mantiene un momento de suspensión y baja luego el cuerpo. Estos movimientos son indicados para extender la columna vertebral. El siguiente ejercicio tiene efectos todavía más acentuados: la niña entre dos sillas, apoyando sólo la cabeza y parte de las pantorrillas. Esta posición actúa sobre la digestión, la respiración y mejora la actitud corporal.

Un tema complementario del buen aspecto general —que no se arregla con ejercicios sino con otro método, y que preocupa a muchas madres— es el de las orejas salientes con las que nacen muchos parvulillos, “y que resulta bastante inconveniente desde el punto de vista del semblante”. Se corrige de manera sencilla y eficaz con la gorrita que ven en la ilustración, hecha de tejido suave, abierta en el medio para que respire el cuero cabelludo. Cualquier madre ingeniosa puede realizarla y obtener un resultado perfecto si la aplica durante varios meses.

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