MONDO FISHON
Diseñáme tod@
Si tanta forma pura, tanto color neto, tanto ambiente básico (se dieron cuenta de que no están pensados para gente acostumbrada a bibliotecas, ¿no?) y tanto (supuesto) hallazgo de objetos conceptuales están empezando a darles urticaria y a inspirar calurosas fogatas aunque haya llegado el calor, ¡alto! Desde estas humildes páginas, nos vemos en la obligación de avisar que otro diseño es posible, o que por lo menos eso hace pensar un libro bellísimo editado en el Primer Mundo (y que, tal vez, por algún azar o descuido, llegue a nuestras pampas) y que lleva un título tan explícito como su contenido, aunque definitivamente no tan asombroso: Sex design. Es que la imaginación al servicio de los objetos los genera, de acuerdo con Ramón Ubeda (ideólogo de la compilación en cuestión), como “pensado para el amor, inspirados en el sexo o relacionados con su práctica”. Y así es como de buenas a primeras cualquiera de nosotr@s podría encontrarse usando de mortero un pene de silicona ad hoc (creación de Meritxell Durán) o prendiendo la hornalla para calentar la pava (chiste demasiado fácil, nostra culpa) con un mecherito coloridamente inspirado también en el muchacho, o echando mano en el baño de un portarrollos con forma de trasero perita (Oscar Tusquets), cuándo no (muchachos, atención) haciendo uso del mingitorio Kiss (de Meike van Schijndel, que quiere “disparar la fantasía de los clientes de cualquier establecimiento”), que en su esmerado look pop hasta trae dientitos y puede llegar a combinarse con el interruptor de luz con forma de pezón (de Jerôme Barrier y Eric Dohren). Lo que se dice para todos los gustos.