MONDO FISHON
› Por Victoria Lescano
Es la hora del tereré —cinco y media en la tarde del domingo 14 en Paraguay— cuando dos mangueras con diámetro de carro de bomberos comienzan a disparar humo de pista de baile sobre un pasarela con maniquíes trasheados con cintas y la acción de moda no se trata del revival de los años ’70 que unos días antes, en el comienzo del Asunción Fashion Week edición primavera verano 07-08 fue tema de un concurso de nuevos talentos sino de los atuendos hipercoloridos para machos andróginos a lo Jarvis Cocker en el comienzo de Pulp que caracterizan los trabajos del diseñador Yamil Yudis Yaluff. De pantalones casi calzas en amarillo patito, rojo, gris, a versiones street del tuxedo, trajes de bermuda y pantalón con camisa blanca afuera modelados por varones de la agencia argentina Civiles, contratados para la ocasión.
Y a continuación Viuda Ramírez, etiqueta del diseñador Fernando Pereda, otro de los referentes del circuito de moda emergent, muestra ingeniosas opciones a los estampados falso Pucci que hacen furor en las propuestas de malls: de la exaltación del papel de celofán en tocados al papel tuneado sobre remeras y vestidos de algodón, con hilachas exhibidas con orgullo de punk couture y versiones libres sobre el camouflage y la técnica de teñido atado con trapo que fue furor en casas hippies reversionado en pantalones, shorts con extrañas volumetrías.
La convención de fashionistas de la moda Mercosur tuvo diseñadores invitados de Argentina (Laurencio Adot), Chile (Vedelia Donoso) y Ecuador (Alexandra Donoso). Laurencio Adot mostró trajes de noche correspondientes a Love, la colección verano 2007 que celebra y refleja sus veinte años de muy buen oficio en la alta costura, con vestidos de organza, seda natural y gasa que van del largo maxi al largo a la rodilla en tonos de azul, verde, rosa, amarillo, plata y blanco nupcial, todos bordados con variadas pero igual de elegante formaciones de Swarovsky y glitter (que en la pasada del gris se toman licencias de humor y emulan en los cortes pecheras para hipotéticas gladiadoras). Mientras paseaba por los mercados regionales de la zona bautizada M4, el diseñador comentó que el gusto por el brillo de las consumidoras asunceñas influyó a la hora de editar sus prendas.
Del lado del revisionismo local, la firma Pombero, que hizo del ao poi con molderías contemporáneos un producto de moda for export en su propuesta para pasarela admitió vestidos chemise con elegancia digna de una colección resort, camisas clásicas y con morfologías complejas, las y los modelos portan máscaras y también macetas con plantas de especies autóctonas, en señal de denuncia del grave y reciente incendio forestal que vivió la región. Y en la marca Ocre, las señales de estilo regional se vislumbran cuando fragmentos de manteles de ñandutí irrumpen en remeras y tops. Los accesorios de la joven Jadiyi Judis, creadora de cadenas y tocados lúdicos y rockeros a la vez, que admiten figuras de gallinas y loros en cerámicas, denotan también localismo, porque cuentan que en Asunción, por las mañanas, en algunos hogares aún se escucha el cantar de los gallos a modo de despertador.
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