Vie 28.05.2004
las12

EL MEGáFONO

El cuerpo es un poder

Por Martha Rosenberg *
Hace más de diez años que se instituyó el 28 de mayo como Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Pero este día, que suele estar repleto de acciones en todo el mundo con la invocación de la salud, es, en realidad, el del derecho a la salud de la mujer. Desde el discurso feminista se rescata el cuerpo y la sensualidad, y por eso la inclusión de la salud de la mujer en ese discurso es ineludible. En nuestro país, en este momento y desde hace un par de años, tenemos sancionada la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, que es un programa de aplicación nacional y a partir del cual un grupo de asociaciones de la sociedad civil ha conformado un consorcio nacional de monitoreo, para evaluar el cumplimiento de la ley. Lo interesante, entonces, es que en este monitoreo por parte de la sociedad civil aparece la oportunidad de que las mujeres se sitúen como sujetos de ese derecho, y no como objetos de los planes. Este año, alrededor de la salud de las mujeres existe la oportunidad de una producción cultural y política, en el sentido de incorporar o hacer efectivo el derecho a la salud como una extensión de las prácticas de la ciudadanía: ejerciendo el control de cómo se implementa este programa, qué calidad de atención se da, etcétera. Es interesante que se abra un campo con cierta perspectiva de organización alrededor de la salud de la mujer, y de la salud sexual y reproductiva.
Pero la salud es también un campo de poder, de regulación y de disciplinamientos. Este tipo de intervención, entonces, introduce un sujeto que no está puesto más que como obstáculo para el cumplimiento de los planes, que a veces son buenos, pero no siempre las personas se dan por aludidas. Por eso me parece que es importante que aparezcan los grupos de mujeres y de jóvenes, con la posibilidad de mandar, de reclamar y de emitir juicio sobre la calidad de atención.
La extensión del concepto actual de salud (bienestar psíquico, físico y social) la convierte en coextensiva de la vida, pero eso conlleva un riesgo y es que, si esta concepción de salud se medicaliza, confiere un poder enorme al sistema médico. Ahí es cuando se tratan los malestares de las mujeres como si fueran enfermedades. Es un filo muy interesante, en donde lo importante es que las mujeres se apropien del derecho a la salud y específicamente de los derechos reproductivos y sexuales, que es una forma de apropiarse de su cuerpo y garantizar su salud.

* Integrante del Foro por los Derechos Reproductivos.

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