“Poca cama, poco plato y mucha suela de zapato”, es el refrán traído de Galicia que me regaló en un asado Aída. Ella tiene, todavía, el acento en la voz, aunque nació en Argentina cinco años después de que su familia llegara de España. Ahora tiene 77 y sube y baja de los colectivos y teje y compra y va y viene. Cuando Aída —entallada entre sus pullovers trenzados por ella— y su pelo orgullosamente blanco se sintió un poco más Aída o carnosamente Aída que siempre, que sus 76 años anteriores, pidió turno con una nutricionista. Pero no hubo más dieta para Aída que caminar y caminar. Y ahí fue que Aída se convirtió en recetadora y no en recetada y le recitó a la nutricionista la receta traída del barco: “Poca cama, poco plato y mucha suela de zapato”.

Comer, pero no tanto. Caminar, pero mucho. Y sentarse, pero mucho menos –aunque hoy el refrán debería aggiornar los dardos del sedentarismo a la televisión o la dvdmanía—, sería una forma más equilibrada de pregonar una reconciliación con el cuerpo, sin la dictadura del deber ser para verse bien y sin la voracidad de los/las que se comen la exclusión de ese deber ser con la ansiedad de la revancha. Y lo decía Aída, una mujer que ocupa el trono de abuela de domingo, que trae torta y cocina mondongo y que durante 77 años camina la vida en el sentido más caminado —y menos cinta fija— de la palabra caminar. En este mismo sentido, la publicidad de un producto que parece anexo —la suela de zapato—, pero que es fundamental para pisar sin trastabillar también revaloriza el camino de la vida.

“El arte de recorrer un camino con paso firme” es el slogan de la campaña de la marca Suela Natural de cuero que eligió como modelo (fotografiada por Tony Valdez) a la artista plástica Renata Schussheim —con su pelo rojo, con su magnética plantada, con su mirada de horizonte y su tobogán plegado en el surco que empieza en la nariz y termina en el final de la boca— y al elegirla a ella apeló a una trayectoria artística, pero también a la valorización de la experiencia, la edad, la trayectoria. “Renata Schussheim ha recorrido un largo camino”, destaca la publicidad —que tiene a los diseñadores Javier y Alejo Estebecorena como la imagen masculina de la marca— y que recobra las puestas teatrales de Renata como un espejo. ¿O qué otra cosa es la publicidad que la idea de convertirse en espejo? Por eso, tiene valor que ese espejo se fije en lo que no se ve —la suela— y piense en lo que hoy no se piensa: las mujeres de largo camino.