ARQUETIPAS
La desconcentrada
› Por Sandra Russo
–¿Te puedo hacer una pregunta íntima?
–Claro.
–Pero muy íntima, ¿eh?
–Sí, dale.
–Mirá que es una pregunta sexual.
–Bueno.
–Intima, íntima, ¿eh?
–¡Pero sí, preguntá!
–Decime: vos cuando... llegás, ¿no?
–¿A mi casa?
–No, boluda, cuando llegás ahí...
–¿A la cama?
–No, no, cuando culminás...
–Ay, Patricia, parecés una traducción española. ¿Cuando acabo, querés decir?
–¡Eso! Vos cuando acabás, ¿ves algo?
–¿Si veo algo? ¿Si veo algo como qué? ¿Estrellitas? ¿La cara de Dios?
–Bueno, si me vas a joder, no te pregunto nada.
–No, dale.
–Digo: en ese momento, ¿no? Cuando te parece que te explota la cabeza, ¿no ves nada?
–No... la verdad que no.
–¿Y qué te pasa?
–Y... me explota la cabeza. Me explota todo. Me pierdo, no controlo nada, qué sé yo, el orgasmo es tan liberador...
–¿Ah, sí?
–¿Cómo que “ah, sí”? ¿Vos no...?
–No, no, yo sí, yo sí, sí, casi siempre, pero...
–¿Y a vos qué te pasa?
–Yo cierro los ojos.
–Ah, bueno, yo creo que también.
–¿Ah, sí?
–Sí, en ese momento justo, creo que cierro los ojos.
–¿Viste?
–¿Viste qué?
–No, que una cierra los ojos.
–Sí, ¿pero qué tiene que ver?
–Nada.
–Cerrás los ojos, ¿y qué... qué más...?
–Yo siento que voy llegando, ¿no? Como que voy encontrando un camino, ¿no? Por ahí voy bien, por ahí no, me desvío, vuelvo, ¿viste que es todo muy artesanal?
–Ah, sí, eso es cierto. ¿Y entonces?
–Bueno, finalmente me conecto, me dejo ir, ¿viste que hay que dejarse ir?
–Claro, sí, a veces cuesta. ¿Por eso cerrás los ojos? ¿Para concentrarte más?
–Debe ser por eso, no sé. La cuestión es que ya llego, ya llego, cierro los ojos y estoy te juro que a punto, y entonces...
–¿Ves algo?
–Sí.
–¿Qué ves?
–Fruta, verdura, latas de tomates, jabón en polvo, mercadería en general.
–¿Qué?
–Sí, se me pasa la lista del supermercado por la cabeza.
–No te creo.
–¿Es raro, no? ¿A vos nunca te pasa?
–No.
–Entonces soy yo.