ARQUETIPAS
el casamiento
Por Sandra Russo
–¿Viste que se casan Mariana y Ernesto?
–¡Sí! ¡Ayer recibí la invitación por mail!
–Yo también. No lo podía creer.
–Bueno, ellos hace rato que venían con la idea.
–¿Sí? A mí Mariana nunca me comentó nada.
–No, era Ernesto el que quería casarse.
–¿En serio? No lo puedo creer.
–Sí, más que nada por los chicos, ¿viste?
–Pero si el mayor tiene diecinueve y el menor tiene doce.
–Bueno, por eso, tantos años de concubinato...
–Pero, ¿cuál es la diferencia a esta altura? Uno se casa cuando es joven, cuando está embalado, cuando nace un bebé, qué sé yo, pero, ¿casarse a los cincuenta?
–¿No es sweety? Para mí es re-sweety.
–Che, parecés recién salida del polimodal, qué vocabulario...
–Ay, ya sé, pero a mí los casamientos me rejuvenecen, me enternecen, ¿a vos no? Imaginate, con hijos tan grandes, si se casan es para confirmar una vida juntos, la elección que hicieron hace veintipico de años.
–¡¡Eso es lo increíble!! ¿Vos te volverías a casar con Roque?
–¡Ni loca!
–¿Viste? Es lo que te digo. Yo con Roberto tampoco. Gracias que nos separamos nada más que cuatro veces en los últimos diez años.
–¿Cuatro veces? ¿Cuál fue la cuarta? ¡Ah, cuando Roberto se vino a vivir a mi casa!
–Sí, esas tres semanas de mierda.
–Por eso me emociona que haya gente que después de tantos años decida confirmar el vínculo. Porque seguir con lo que hay es lo que hacemos todos, pero decidir casarse... ¡Quiere decir que son felices!
–¡Exactamente! ¡Si se casan es porque son felices!
–¡Problemas deben haber tenido, pero hicieron un balance y son más las cosas que los unen! ¿Te das cuenta?
–Cómo no me voy a dar cuenta. Por eso no lo puedo creer.
–Sí, y por eso a mí me enternece, me rejuvenece, cuando pasan cosas así siento que el amor es posible, que los matrimonios felices existen, ¿te das cuenta?
–¿Cómo no me voy a dar cuenta? Hace quince años que tengo uno de los otros.
–¿Tu matrimonio es infeliz, Laurita?
–¿Infeliz? No, normal.