TALK SHOW
› Por Moira Soto
Dos señoritas serias, de buena familia, con un atavío que remite a los ‘40, están solas y esperan. Conversan sobre cosas de la vida y cantan un ramillete de temas que han preparado para ofrecer a un padre que nunca llega. María Amelia y Natalia son hermanas con algo de pobres solteronas que sueltan desenfadadamente su otro yo a través de la música, de esas canciones que entonan con pasión, con vehemencia, tomándose libertades en ritmos y registros, haciendo a veces dialogar distintas letras, y pasando airosamente de la emoción más tocante al humor lunático y desaforado.
Las creadoras e intérpretes de estas criaturas tan cómicas en su patetismo, Las Tontas, son Gimena Riestra y Verónica Díaz Benavente, y lo que se produce sobre el escenario de La Casona es el fruto de una formación rigurosa (Riestra cursó en la Escuela de Arte Dramático, estudió canto; Díaz Benavente viene de la lírica) y de todo un aprendizaje práctico que las llevó a coincidir afortunadamente en la obra La venganza de Don Mendo, bajo la dirección de Villanueva Cosse. Gimena, por su lado, lleva años haciendo en boliches y teatros su show de culto La peor, homenaje a divas que reverencia desde la infancia (Liza Minnelli, Billie Holiday, Madonna, Annie Lennox...), que va sufriendo transformaciones en cada nueva temporada. En verdad, GR no se planteó en un principio hacer un show hilarante, pero su veta cómica afloró espontáneamente. La gente se empezó a tronchar de risa y entonces ella puso más en evidencia este recurso que le da tantas satisfacciones (“para mí, lo más poderoso del humor es que por debajo puede ser tan trágico, el drama pegado al humor sin establecer fronteras nítidas”).
No fue fácil para Gimena Riestra encontrar cantantes actrices con suficiente desprejuicio como hacer un show musicalmente ecléctico, zafadamente humorístico. Pero Verónica Díaz Benavente aceptó encantada desde el vamos, y lo suyo en Las Tontas guarda algún parentesco con lo que hace la cantante canadiense Natalie Choquette. Sin embargo, la argentina no se limita al repertorio operístico sino que además incursiona en otros géneros: de pronto, es capaz de convertir el arranque de Canción desesperada en un clamor que rompe corazones (y cuando el clímax dramático parece insostenible, se cuela Gimena y cambian el ritmo entre las dos). Se nota que las chicas se llevan bien, se complementan y se potencian. Así es que comparten todo: la puesta en escena, la elección del vestuario, el repertorio de canciones que aman, en tanto que los textos (sobre la vida interior de los caracoles, sobre la vida de los muertos...) de una y otra fueron urdiendo una trama narrativa que incorpora las canciones con naturalidad.
El irresistible repertorio comienza con Milonga triste a cargo de Riestra, y desde la pista se filtra la voz de Barbra Streisand hablando de su padre (la noche del estreno hubo un problema de sonido que Gimena capitalizó con mucha gracia al hacer a continuación Andate). Díaz Benavente entona versiones personalísimas –yendo de la seriedad al desmadre, de la contención a la sobreactuación desvergonzada– de Soledad, Los claveles, fragmentos de óperas de Bizet, pero mantiene un parejo tono emotivo en la dulcísima Nana. A dúo, Gimena y Verónica interpretan los aires de ranchera de Echame a mí la culpa y La bien pagá. Gimena, a su vez, se manda un inspirado cruce entre Te lo juro yo y Los mareados, pasando con pasmosa ductilidad del acento hispánico al levemente arrabalero. Después encara con ímpetu un “tango sufriente”, Besos brujos, antes del gran finale compartido. Como quien no quiere la cosa, las artistas pueden deslizar unas líneas del cierre de Bernarda Alba después de la Nana, o intercalar un “ne me quitte pas” en medio de La habanera de Carmen.Gimena Riestra, a full este año, hace viñetas cómicas en el programa radial Santo por la mañana, en La Red, y paralelamente está presentando Parafernalia infernal, espectáculo de canciones de diversos géneros que describen los estados de una mujer en 24 horas, con letras de Luis Cícero y música de Esteban Cuacci y Javier Pérez del Carril.
Las Tontas, en La Casona, Corrientes 1975, los viernes a las 21 a $ 8.
Parafenalia infernal, en el mismo teatro, viernes y sábados a las 23, a $ 10 y $ 15.
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