TALK SHOW
Bedelia va al frente
› Por Moira Soto
Por qué Bonnie Bedelia, una actriz indiscutiblemente atractiva y dotada, que tuvo un arranque tan prometedor en el cine, después de danzar clásico y hacer teatro, no desarrolló la carrera que se merecía? Se dice de ella que en los ‘70, luego de descollar en ¿Acaso no matan caballos?, en el personaje de Ruby, se puso un poco quisquillosa a la hora de aceptar roles y entonces su lugar fue ocupado por otras actrices; que al casarse y tener hijos bajó un poco la cortina y cortó la continuidad laboral... En fin, que se fue a Sevilla y perdió su silla. O casi, porque hizo bastante TV, series y telefilms, aunque a menudo los protagónicos se le escurrían de las manos. En los ‘80, Bedelia tuvo una especie de resurgimiento merced a su gran actuación en Heart Like a Wheel (1983), film en el que encarnó al personaje principal, Shirley Muldowney, una campeona corredora de autos que debió luchar contra el sexismo del medio.
Los entusiasmados críticos hablaron de un posible Oscar, pero no le tocó ni una candidatura en el reparto de la Academia. En los ‘90 fue la esposa favorita, aunque no bienamada –en un segundo plano al que B.D. supo otorgar relieve y emoción– de estrellas masculinas como Bruce Willis (Duro de matar 1 y 2) y Harrison Ford (Se presume inocente), siempre dejando la sensación de que ella se merecía más y que los años (nació en el ‘46) le restaban cada vez más posibilidades. Siguió con sus secundarios en cine, sacándoles todo el brillo posible, aunque se trataba de remakes tan poco felices como la de Gloria, con Sharon Stone. En el 2000, lo más elogiado de la versión televisiva de “Picnic” fue precisamente la participación de Bedelia.
No es que por fin le haya llegado el momento de desplegar a pleno sus recursos, pero es grato anotar que actualmente Bonnie Bedelia (foto) encabeza con esa dignidad de actriz que la caracteriza una serie policial que se puede ver por la señal de cable Cosmopolitan, los lunes a las 21, los sábados a las 20 y los domingos a las 19. “The Division” (realizada en el 2001) transcurre en las calles de San Francisco, en sus barrios menos glamorosos y sobre todo en una comisaría donde convive un equipo de mujeres policías (que incluye a un varón) al mando de la captain Kaitlyn McCafferty (B.B., una cincuentañera larga que aunque mantiene su magnetismo oculta su romance con el fiscal, más joven). Una jefa canchera, competente, un poco de vuelta de algunas cosas de la vida, con un toque maternal para tratar a sus subordinadas (Lela Rochon Fuqua, Tracey Needham, Nancy McKeon y Lisa Vidal)
“The Division” ofrece un formato sin sorpresas, los casos que narra suelen ser comunes y corrientes, con frecuencia relacionados con abusos sufridos por las mujeres, lo que incentiva la solidaridad de las integrantes del equipo. Se diría que la creadora, productora y guionista Deborah Joy Levine ha preferido poner en foco situaciones de rutina, y las diferentes maneras de encararlas de las profesionales. Después de tantas mujeres policías desde los tiempos heroicos de Angie Dickinson, obvio es decir que este equipo cumple sus funciones con la naturalidad que da la práctica continuada, sin que nunca nadie las señale como una rareza.