Yelisbeeth Gonzalez es comunera, madre de cinco hijas, chavista, feminista. Tiene una risa amplia, y una convicción intensa. Envuelta en la bandera venezolana cuenta en la Mesa Latinoamericana: “Venezuela es un objetivo para el imperialismo. Tenemos una guerra económica del imperialismo y del Estado burgués, capitalista, patriarcal, que no soporta nuestros espacios populares. Yo pertenezco a un colectivo de construcción de nuevas comunidades socialistas por autogestión. Nosotras batimos el cemento, creamos nuestras casas, con un enfoque feminista. Eso no es soportable para ellos”.

En la Escuela de Feminismo Popular, Yolanda Saldarriaga reflexiona sobre los desafíos: “El pueblo venezolano está siendo atacado en este momento por múltiples vías. Tenemos una guerra híbrida económica, mediática, militar, que afecta esencialmente a las mujeres. La estrategia de la derecha es desarticular a las mujeres como sujetas políticas de la revolución, para confinarnos otra vez al espacio de lo doméstico, mediante por ejemplo el acaparamiento y la especulación de la comida, que genera largas colas (que hacemos las mujeres) para suplir las necesidades básicas familiares. La estrategia amplia tiene que ver con empobrecer al pueblo, con presionar a la sociedad al punto que vuelva a abrirse la brecha social que la revolución ha venido subsanando. Que nuevamente los y las pobres no podamos ir a estudiar, porque aunque en revolución la educación es gratuita, hay libros gratis, centros de estudios muy buenos, los útiles escolares, los uniformes, están sumamente caros, y tenemos el riesgo de que vuelva a haber deserción escolar.

Hay un tema conflictivo, de un sector que es enemigo, pero es más difícil de identificar y de atacar, porque se disfraza. Se presenta como parte del gobierno revolucionario, pero están saboteando, son corruptos, ineficientes, y apoyan la estrategia de la derecha.

Dentro de ese panorama caótico, lo que tenemos claro, tiene que ver con la comuna como estrategia fundamental. La comuna antipatriarcal, feminista, socialista, donde las mujeres aportamos en la transformación del modelo económico, pero exigimos que nuestros tiempos y nuestras necesidades estén reconocidas en esa economía. Donde las mujeres nos incorporamos en la milicia y en las formas de defensa del territorio, pero también proponemos que la comuna responda a la violencia machista como forma de seguridad y defensa frente al ataque que se está haciendo a las mujeres. La comuna como estrategia de construir el socialismo en el territorio en concreto, tiene varios elementos por desarrollar. Una economía que además de ser colectiva, de socializar el excedente para el bien comunal, de satisfacer las necesidades del pueblo, incluya las necesidades de las mujeres; donde se socialice el trabajo reproductivo, se preocupe por la crianza de los niños y las niñas, por el trabajo de la casa. Donde los proyectos que manejemos las mujeres no sean los de las áreas tradicionales, los proyectos pequeños, sino proyectos de impacto en la economía nacional. La comuna territorial tiene que ser un territorio libre de machismo, libre de violencia patriarcal.

Es ahora el momento histórico. En este tiempo la única respuesta que podemos dar es profundizar la revolución. La comuna multiplicada y fortalecida puede ser garante de este procesoo.