Contra la depresión
“El problema básico de la depresión es que resulta tan deprimente”, señala astutamente Miss Piggy en su manual para la vida. Para empezar, no conviene favorecer el bajón de ánimo (por ejemplo, no encerrarse todo el día en un cuarto oscuro a ver televisión), pero si ya estás con la moral por los pisos, es muy difícil salir del trance: la tristeza te roba energías, sólo trae más tristeza. “Es un círculo vicioso. Te sentís como un pez dorado dando vueltas en una pecera redonda, mirando el estúpido castillito que está en el fondo.” Pero Miss Piggy tiene recursos para todo, incluso para este mal que tanto aqueja a las argentinas (y a los argentinos).
Hace un recuento de tus dones y bendiciones, el lado bueno de la vida. También de las cosas malas que pudieron haberte pasado (por ejemplo, imaginar que el teléfono no hubiese sido inventado; que una está anclada en una isla desierta sin TV; que me perdí una liquidación de guantes de satén).
Remedios para la melancolía: que te sientas mal no significa que no puedas comer. Incluso la depresión puede estar provocada por el deseoinsatisfecho de ciertas comidas (merengue al limón, chocolate, tortas). Y aun cuando éste no fuese tu problema, tener una buena cena a la luz de las velas, con lindas flores, buena vajilla, ricos platos, puede ser efectiva para el ánimo. Cuidado: no poner comidas de aspectos miserable ni nada de lo que suele quedar en la parte de atrás de la heladera: los requechos aumentarán la depresión.
Se pueden alejar las sombras de la tristeza con el baño adecuado: geles para hacer espuma, aceites, sales y hablando de burbujas: ¿por qué no una chispeante copa de champagne al borde de la bañadera?
Sé tu propia fan: cuando te sentís realmente cuesta abajo, mirate al espejo y recordate las metas que has ganado, los éxitos que has tenido, los elogios que has merecido. Verás entonces que no se justifica en absoluto tu depresión.
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