Alicia Figueroa (ginecóloga e integrante del Centro Latinoamericano Salud y Mujer, Celsam): “Son las personas (varón o mujer, según sobre quién se aplique el método) quienes deben solicitar, elegir informadamente y luego aceptar un método anticonceptivo. Incluso, en situaciones médicas en que un embarazo podría ser muy perjudicial para la salud de una mujer es ella quien debe tomar la decisión de procrear o no y la única habilitada para elegir y aceptar un método. El médico sólo podrá contraindicar un determinado anticonceptivo cuando éste resulte perjudicial para la salud, a la luz del conocimiento científico actualizado. Los derechos sexuales y reproductivos incluyen el derecho a decidir libremente si se desea descendencia o no y cuándo tenerla. Este derecho abarca a personas de toda edad y condición. Sin embargo, también es obligación del Estado brindar educación e información para que tener un hijo sea producto de una decisión y no un accidente.

Mabel Bianco, ginecóloga y presidenta de la Fundación Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM): El movimiento de salud de las mujeres ante la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo en El Cairo fue muy claro en reclamar frente al derecho de todas las personas a decidir sobre su reproducción sin ningún tipo de coerción ni violencia. El uso de un método anticonceptivo tiene que ser aceptado por la persona: mujer u hombre. Por eso, en la realidad argentina, enfatizamos la necesidad de que las consejerías, que se mencionan en el Plan Nacional de Salud Sexual y Derechos Reproductivos, se implementen efectivamente.