SOCIEDAD
Los hijos de la violencia
Es sabido que la violencia doméstica no conoce fronteras ni estratos sociales. En España, un país en el que el fenómeno tiene índices altísimos –en los diez primeros días del 2003 han muerto asesinadas tres mujeres y dos agresores se han suicidado–, el IRES, una ONG de Girona especializada en violencia doméstica, ha puesto en marcha un programa para cubrir uno de los agujeros negros de esta temática: el que ocupan los hijos y las hijas de las familias maltratadoras. Según las estadísticas, los hombres golpeadores fueron a su vez niños maltratados, un dato que permite advertir que el círculo de violencia se cierra generación tras generación. Estos niños que ahora están en tratamiento en Girona, como todos los que crecen en hogares donde los golpes y las amenazas son moneda corriente, seguramente repetirán la historia en el futuro con sus respectivas parejas. Los terapeutas del grupo de Girona los hacen trabajar en grupo y la técnica que utilizan es la de la inversión de roles. A los varones les hacen representar los papeles que ellos mismos consideran que deberían ocupar las mujeres, y viceversa, con lo cual, sostienen los coordinadores, van trabajando el lugar del otro, van poniéndose en el lugar del otro y experimentando sus sentimientos. O bien porque han visto a sus padres golpear a sus madres, o bien porque sus madres luego se descargaron con ellos y los maltrataron, estos chicos son más que cualquier otro el símbolo de la profecía autocumplida, ya que si nadie se ocupa de cicatrizarles las heridas y de darles herramientas psíquicas para poner en cuestión las conductas materna y paterna que han asimilado, terminarán protagonizando historias muy parecidas.
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