› Por Moira Soto
Probablemente pocas, muy pocas de las realizadoras que presentaron sus obras en el 10º concurso de La mujer y el Cine, se asuman abiertamente como feministas. Menos aún como posfeministas, una categoría que en nuestro país –donde todavía el derecho al aborto es un asunto tabú, la violencia de género se expande y la misoginia es moneda corriente– resultaría absurdo tomar en consideración.
Entonces, queda claro que no hay entre las 216 cineastas concursantes ninguna que despliegue banderas de este movimiento como lo hizo recientemente desde el escenario teatral, con orgullo y sin vueltas, la actriz, dramaturga y directora Mariela Asensio, quien en la obra Auténtico se atrevió a defender verdades elementales de los derechos humanos concernientes a las mujeres, a denunciar la trata, a criticar duramente a Tinelli, a hacerles una sentida canción a las mujeres secuestradas por las redes de prostitución...
Y no es que el cine hecho por mujeres no tenga ya su tradición en el tratamiento de problemáticas específicas desde una perspectiva feminista, así como es sabido que las muestras de films firmados exclusivamente por directoras existen desde los tempranos `70. De todos modos, está claro que a La Mujer y el Cine a partir sus inicios le ha interesado abrirse a una amplia pluralidad de expresiones, siempre que tengan suficiente validez artística y que sus contenidos no vulneren postulados básicos democráticos y feministas.
De la visión del conjunto de cortos de muy diversa duración surgen comprobaciones significativas: la infancia y la vejez tienen más presencia que la generación intermedia, que comprendería la edad de las madres de un alto porcentaje de realizadoras; son contadísimas las producciones que apelan al humor como recurso narrativo; las cuestiones de pareja (heterosexual) motivan a muchas cineastas, aunque sus planteamientos no se profundizan o radicalizan; los temas sociales (pobreza, desempleo, exclusión), salvo excepción, no son tratados, tampoco aparecen representadas mujeres de clases sociales desfavorecidas o trabajadoras que forman parte del paisaje cotidiano (por caso, las empleadas domésticas).
Sobran los dedos de una mano para dar cuenta de las películas que rozan la temática lésbica, aunque vale resaltar que muestras como Blanca tu humedad y Y el viento se interpuso destacan por su calidad y originalidad de enfoque. Tampoco hacen número suficiente las relativas a la violencia de género, carencia que hace descollar la impactante Dice que no sabe. Poca incursión en los géneros, salvo un par de logradas comedias, un único thriller de horror, dos realizaciones que ingresan en el fantástico. Las secuelas de la dictadura no se reflejan en estos cortos, aunque sí los juicios a los genocidas (Palabras), y dentro de la revisión de tintes políticos se puede asistir a testimonios de sobrevivientes del Holocausto (Naturaleza viva), mientras que en una realización realmente notable en sus aspectos visuales y conceptuales (Celdas estrelladas) se toca con punzante sentido crítico el problema de las cárceles. En algunos films, hay mujeres que se quedan embarazadas sin desearlo, pero ninguna opta por abortar, ni siquiera si se encara esa posibilidad.
Sin embargo, más allá de soporte ideológico que pueda definir la mirada de las realizadoras, hay algo de la búsqueda de una identidad particular que se advierte en buena parte de las producciones. Incluso en esa toma que se reitera en el comienzo de distintos cortos, de una mano apagando un reloj despertador por la mañana, de un cuerpo de mujer dejando la cama para iniciar una nueva jornada...
Quizás sin proponérselo, estas directoras –contemplándose a sí mismas, dándole protagonismo a sus abuelas, debatiéndose en una relación de pareja– están hablando desde su condición de mujeres, de sus intereses actuales, de sus deseos más personales. Algunas consigue agudizar su mirada, construir imágenes propias, resistir a los modelos impuestos por la TV, la publicidad, el kiosco de revistas, deconstruyendo intuitivamente todo un imaginario masculino, aportando refrescantes ideas alternativas.
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