Lunes, 5 de septiembre de 2016 | Hoy
FúTBOL › EL TRIUNFO ANTE URUGUAY MARCó LA CONTINUIDAD DE UNA ETAPA INICIADA TRAS ALEMANIA 2006
Ahora con Bauza como antes con Basile, Maradona, Batista, Sabella y Martino, la Selección repite una columna vertebral de jugadores más determinante que la cara y los antecedentes del técnico que los oriente desde el banco.
Por Miguel Hein
Con la llegada de Edgardo Bauza a la dirección técnica de la Selección Argentina volvió a hablarse del inicio de una nueva era, del comienzo de otro ciclo. Más allá de la necesidad de nombrar de alguna manera el cambio de un entrenador, no parece que haya habido un cambio de era, más bien el triunfo ante Uruguay ratificó las bases de un ciclo, de una era que se inició una vez finalizado el Mundial 2006, aquel que Italia le birló a Francia. Y esa era que amaneció luego de que José Pekerman le dijera adiós a la Selección lleva un nombre: la era Messi. De su mano, Argentina recorrió las Eliminatorias y el Mundial Sudáfrica 2010, como también todo el proceso que desembocó en el Mundial 2014. Pasaron por la dirección técnica Alfio Basile, Diego Maradona, Sergio Batista, Alejandro Sabella, Gerardo Martino. Sin embargo, como al fútbol juegan los futbolistas -y el técnico apenas si puede influenciar con la elección de los protagonistas y del esquema táctico-, ellos son los que pueden dar singularidad a una época.
Y en esta que transita la Selección desde 2006, Messi es el protagonista, aunque a su lado hay varios más que le otorgan singularidad: Sergio Romero es citado desde 2009, al igual que Mariano Andújar. Javier Mascherano trajina las canchas con la celeste y blanca desde 2003, un poco antes que Lio, que lo hace desde 2005, el mismo año del debut de Pablo Zabaleta y de Martín Demichelis. Entre los “viejos” pueden ser citados también Sergio Agüero (2006), Angel Di María y Ever Banega (2008). Y los más “nuevitos” de la vieja guardia podrían ser Nicolás Otamendi (2009), Javier Pastore y Marcos Rojo (2010), Lucas Biglia (2011), Augusto Fernández (2012), Facundo Roncaglia (2013) y Ramiro Funes Mori (2014). Si agregamos a Gonzalo Higuaín y Ezequiel Lavezzi, cada uno de los citados fueron las columnas vertebrales de los planteles que eligieron uno tras otros los cinco técnicos nombrados más arriba y ahora el Patón.
Ellos protagonizaron el agónico ingreso a Sudáfrica 2010 con el gol de Martín Palermo bajo la lluvia en el Monumental ante Perú, la brillante fase de grupos en esas tierras, y la inesperada goleada ante Alemania que nos devolvió a casa con el convencimiento de que mucho más se hubiera podido hacer de haber elegido un planteo no tan audaz. También los que torcieron en Barranquilla ante Colombia una eliminatoria que llegaron a poner en duda que Argentina estuviera en Brasil 2014, y que fueron de menor a mayor en tierras cariocas y que comenzaron en la final ante Alemania una serie de tres finales consecutivas perdidas, esa de Brasil ante Alemania, más las de la Copa América en Chile 2015 y la Copa América Centenario en Estados Unidos, estas dos ante Chile.
Al menos en la primera convocatoria, Bauza ratificó que la era sigue siendo la misma. Apenas si le agregó dos nombres propios: Lucas Alario y Lucas Pratto. Esa lista se completó con otros que incorporó la lapicera del Tata Martino: Nahuel Guzmán, Mateo Musacchio, Emanuel Mas, Gabriel Mercado, Matías Kranevitter, Erik Lamela, Nicolás Gaitán, Angel Correa y Paulo Dybala. A partir de estos pilares, el Patón armó el 4-2-3-1 que puso ante Uruguay. Es evidente que el técnico no contó con mucho tiempo para revolucionar la Selección, pero sus actos evidencian que él confía en que estos jugadores pueden coronar la etapa a la que le dan singularidad, primero ganando las Eliminatorias Sudamericanas y luego yendo a Rusia para alzar la Copa que pueda emparejar a la Era Messi con la Era Maradona.
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