Boca mostró las dos caras que lo vienen caracterizando en los últimos tiempos: mucha ambición, elogiable vocación ofensiva y marcadas debilidades defensivas, que convierten en peligroso a cualquier rival. El empate 1-1 contra Tigre, en Victoria, es el lógico termino medio entre lo que pretende y lo que puede.

El equipo de Guillermo Barros Schelotto tuvo la pelota en casi todo el desarrollo del juego y logró que el partido se desarrollara casi exclusivamente en las cercanías de Gabbarini. También creó varias situaciones de gol, pero no muchas más que su adversario, que se vio beneficiado por las ventajas que le otorgaban. La primera, la más evidente de esas ventajas, fue en el arranque del partido. A los 3 minutos, Pablo Pérez cortó un centro de Iñiguez en el borde del área grande, sobre la izquierda. Levantó la cabeza e intentó un toque a rastrón, pero no vio que lo tenía encima a Cachete Morales, que le cortó el pase con la pierna izquierda y, como venía, sacó el puntazo, mordido. Sara había salido a achicar y casi lo logra, pero la pelota, envenenada, se le escurrió entre las piernas.

No fue la única llegada clara del equipo de Troglio en el primer tiempo. Sobre el cuarto de hora inicial, Janson tuvo el gol a su merced, luego de un defectuoso corte de Vergini que le permitió a Rincón lanzar el centro, a las espaldas de Peruzzi. Janson, libre, sin marcas, con Sara jugado, cabeceó por arriba del travesaño. Atacando poco, más preocupados por juntar gente en el fondo y cortar los circuitos de toque de Boca, los de Troglio se las rebuscaron para encontrar alguna vía de llegada por los costados.

Boca fue aparentemente más que Tigre en el período inicial, pero su búsqueda ofensiva chocó contra una pared: las manos de Gabbarini. El ex arquero de Independiente, Newell’s, Argentinos Juniors y la selección nacional se lució con dos excelentes atajadas, en ambos casos ante remates de Darío Benedetto, al que esta vez se le negó el gol, contrariamente a lo que había ocurrido la semana anterior ante Quilmes.

La imagen de Boca se vuelve difusa por la alternancia de errores y defectos en Su funcionamiento como equipo y aun en los rendimientos individuales. Ayer, Bentancur, Silva, Pavón, los dos Pérez y Centurión (entró tardíamente) fueron peligroso, insinuaron, parecieron desequlibrantes y terminaron cerrando los ojos, apurando o demorando la definición en situaciones más que propicias. A Insaurralde le caben las generales de esa ley de altibajos de Boca... Dudó defendiendo en algunas acciones en las que Tigre llevó la pelota hasta el área, pero no vaciló en el rebote que recibió y le permitió marcar de zurda el empate cuando el partido y las ilusiones Boca empezaban a desvanecerse.

Boca lo pudo ganar cuando entró Centurión y se hizo importante con sus desbordes, pero el mismo Centurión le erró al arco luego de una gran maniobra en la que enganchó haciendo pasar de largo a su marca. Lo que no se entiende es por qué se demoró el cambio.

Boca lo pudo perder en un par de llegadas rivales en la segunda parte en la que combinaron la falta de precisióin (Janson y Rincón) con las atajadas de Sara. Tigre, que anda por la cola y es uno de los equipos más flojos de este torneo, casi se queda con la victoria y eso dice mucho sobre este Boca de rumbo incierto.

Estadio: Tigre.

Arbitro: Federico Beligoy.

Goles: 3m Morales (T); 81m Insaurralde (B).

Cambios: 65m Centurión por P. Pérez (B), 67m J. Rodríguez por Morales (T), 72m Jara por Peruzzi (B), 77m Bou por Zuqui (B), 80m Lima por Rincón (T), 87m Sosa por Urribarri (T).

La frustración de Boca tras el gol de Tigre, al que ayudó Pérez con su indecisión.