Lun 16.02.2004
libero

FúTBOL › EMPATO CON GIMNASIA EN UN PARTIDO QUE EMPEZO BIEN, PERO SE CAYO EN EL SEGUNDO TIEMPO

Boca no hace goles ni de penal

El arquero Olave le atajó un penal a Guillermo Barros Schelotto a diez minutos del final y privó a Boca de una victoria por la que luchó mucho, pero que en realidad no merecía. Tevez mostró síntomas de recuperación, aunque el equipo está muy lejos de su mejor nivel. Gimnasia, sin colgarse del travesaño, celebró el cero a cero.

Por Facundo Martinez

Con apenas unas ráfagas aisladas de buen juego en el primer tiempo, Boca y Gimnasia empataron sin goles en la Bombonera, en un partido opaco, al que le faltaron situaciones de gol, cambios de ritmo y profundidad. La figura entre los locales fue Carlos Tevez, con breves pero interesantes apariciones; entre los visitantes se destacó el arquero Juan Carlos Olave, quien en las pocas que le tocaron intervenir respondió con seguridad, y le tapó un penal a Guillermo Barros Schelotto, quien en el remate le pegó muy mal a la pelota, al medio y sobre el cuerpo del arquero cordobés.
Gimnasia tuvo la iniciativa desde el arranque, apoyado en el entusiasmo que le generó un buen cabezazo de Gonzalo Choy González que se estrelló sobre el travesaño, apenas pasado el minuto de juego. El susto despertó a los locales, que no tardaron en acomodarse. El juego de Gimnasia se fue neutralizando, un poco por mérito de la solidez defensiva boquense y otro poco por los errores ofensivos, que se acentuaban a medida que la pelota se acercaba al arco de Roberto Abbondanzieri.
Boca sufría en la zona de volantes, donde Fabián Vargas alternaba buenas con malas, Raúl Cascini se veía forzado a jugar al límite y Matías Donnet destellaba. Lo mejorcito fueron algunas iluminaciones del debutante Neri Cardozo, quien por momentos elegía sacarse la pelota de encima, pero de a ratos se encendía con alguna gambeta, con caño y taco incluidos, como para despertar las voces sonámbulas de las tribunas.
Fue Carlos Tevez el primero entre los de Carlos Bianchi en señalar que Boca estaba en la cancha y que iba por un triunfo, con un remate que se le fue desviado. Después probó Cascini desde afuera, lejos. Lo más interesante, sin dudas, fue una gran jugada de Tevez, quien arrastró a tres marcadores dentro del área y se perfiló para sacar un remate cruzado, que el atento Olave consiguió despejar.
Los de Timoteo Griguol reaparecieron con dos chances claras: un cabezazo de Choy González, que entró solo y puso el frentazo en la puerta del área chica, que se le fue a un costado; y un remate de Lucas Lobos –que anduvo muy bien en la primera parte– a las manos del arquero.
El partido entraba y salía de ciertos baches con facilidad. Así y todo, Boca tuvo dos nuevas oportunidades para abrir el marcador; un remate de media distancia de Donnet, que se desvió en Diego Herner, y, la más clara, una gran jugada de Tevez, que terminó en centro para Donnet, quien en lugar de definir –tenía espacio– prefirió el pase al medio para Iarley, quien no llegó a puntearla ante la salida de Olave.
Si del cero-cero inicial se pudo rescatar algo positivo, nada de eso pasó en el complemento, en el que ambos conjuntos ofrecieron un espectáculo cada vez más empobrecido. Salvo un tiro cruzado de Iarley, a las manos de Olave, y un entusiasta desborde y centro de Gerardo Solana, que terminó en excelente cabezazo de Choy González al ángulo que no fue gol porque Abbondanzieri voló y desvió al corner, poco se vio claro y profundo. Cierto es que el trámite continuó con un zurdazo de Lucas Licht, que se le fue alto, y otro remate cruzado de Tevez, que Olave tapó en dos tiempos, pero eran terminaciones apresuradas, cerca del arco, sí, pero lejos del juego; los cambios no sirvieron para que ambos equipos jugaran mejor.
Con el ingreso del Mellizo, Boca parecía querer ir por más, cambiarle aunque sea la cara al ataque para ver si así podría abrir la abroquelada defensa plantese. Hizo una buena Barros Schelotto, una gambeta dentro del área que terminó en penal. Después se paró para ejecutar, se la pidió el Flaco Schiavi, no se la dio –hubo algunas quejas, se vieron–, remató feo, se enojó con él mismo y desapareció. Después de todo era lo más justo; Boca no mereció ganar.

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