FúTBOL › EL CUADRO DE BIANCHI FUE CONTUNDENTE Y LIQUIDO A RACING EN APENAS UN RATITO
Boca entró en la pelea con goles
La victoria por 4 a 1 ante Racing le permitió a Boca ubicarse con 11 puntos, a 5 de Talleres, pero con un partido menos. El encuentro, que fue intenso, fue dominado en casi todo el desarrollo por los locales, que quebraron la resistencia rival con disparos de media distancia. Guillermo Barros Schelotto, la figura, marcó dos goles. Los hinchas de Racing, que ocuparon dos bandejas, se fueron muy amargados.
› Por Facundo Martínez
Lo anunciaron en la semana y lo confirmaron ayer, en la cancha: éste era un partido clave para los jugadores de Boca. Querían ganarlo para despejar las dudas alimentadas en el arranque del torneo, cuando todavía el equipo no aparecía, y se iban dejando puntos en el camino, y para confirmar, de paso, que el equipo de Carlos Bianchi está tan presente en la Copa Libertadores como en el torneo local, al menos por ahora. Fue goleada 4-1, contundente y sin atenuantes, fue la primera victoria en la Bombonera en lo que va del certamen, y fue fiesta, porque en las tribunas los hinchas acompañaron el clásico de principio a fin, y porque hubo goles, lindos goles frente a un Racing que fue devorado por su propia mezquindad.
El encuentro arrancó con un ritmo interesante, con Boca presionando bien arriba y llegando con cierta facilidad por la franja izquierda, y con Racing muy retrasado, apostando al contraataque y a las pelotas detenidas. Faltaban situaciones de peligro y sobraban pataditas y empujones, y así Boca iba creciendo, volviéndose protagonista.
Luego, frente a las dificultades que le presentaban los visitantes para entrar con peligro a la zona de definición, Boca puso en marcha el plan que había trabajado en la semana: tratar de llegar al gol con remates desde afuera del área. Probaron primero José María Calvo, a las manos del arquero Mario Cuenca, y luego Neri Cardozo, con un remate cruzado que se fue apenas desviado; luego lo hizo Guillermo, con un violento derechazo desde la media luna que se metió cruzado sobre el palo izquierdo de Cuenca: 1-0. La jugada previa la había arrancado él mismo en sociedad con Clemente y Cardozo.
Hasta ese momento, Racing no había hecho demasiado, aunque contó con dos cabezazos que fueron peligrosos: uno de Orozco que pasó cerca del palo derecho de Abbondanzieri y otro de Lisandro López, que se estrelló en el mismo palo.
En el complemento, Racing pareció soltarse, ser un poco más atrevido, pero fueron apenas unos minutos, ya que luego continuó ofreciendo poco ofensivamente. El empate le llegó en una jugada desafortunada para Burdisso, quien corriendo para cerrar se llevó por delante un remate de Mariano González que se iba afuera y terminó empujando la pelota dentro de su propio arco. La igualdad llegaba minutos más tarde de un clarísimo penal que Grabinski le había cometido a Burdisso y que el árbitro Elizondo no quiso ver.
Por amor propio o por solidaridad con Burdisso, o las dos cosas, y quién sabe qué más, Boca reaccionó al empate como un león herido y terminó llevándose por delante al rival. Calvo puso el 2-1 con un zurdazo desde afuera del área que se clavó en el ángulo del palo derecho del arquero; el Mellizo fabricó inteligentemente un penal, al intentar pasar entre los dos centrales, y cobró para el 3-1 con un remate flojo pero certero –Cuenca estuvo cerca de atajarlo–; y, para delirio de los locales, Marinelli, quien jugó poco pero muy bien, habilitó a Villarreal para que éste, a la carrera, quedara mano a mano y definiera con un remate cruzado que se coló por debajo del cuerpo del arquero. Terminó en goleada por 4-1, curiosamente el mismo resultado y el mismo vencedor del último Apertura.
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