FúTBOL › SE IMPUSO 2-0 A CHICAGO Y SIGUE COMODO EN LA PUNTA
Boca salió de madrugada
En una mañana muy linda, con la Bombonera repleta, el líder se despertó rápido con un gol de Villarreal, que le dio tranquilidad para manejar el trámite del partido. En la segunda parte, Barijho definió el encuentro con un cabezazo. Los de Mataderos intentaron jugar de igual a igual y tuvieron algunas chances, pero el segundo gol fue un impacto demasiado grande.
Por Facundo Martinez
Dicen que al que madruga... y ésa fue la sensación que parecía acompañar a los hinchas locales a la salida de la Bombonera, cuando el sol del mediodía calentaba los cuerpos que horas antes habían recorrido los mismos playones un poco adormilados o pletóricos de excesos nocturnos o acaso atrapados nomás en el extrañamiento inevitable del cruce entre la hora y el contexto. El olor a choripán se mezclaba odiosamente con el de las medialunas, todo parecía cambiado; incluso en la cancha, el sol daba contra las tres bandejas, y en la sombra que cubría el sector de palcos no brillaban los relojes, sólo la presencia de Diego Maradona, quien curiosamente había madrugado y, contra sus propios hábitos, ingresado al estadio antes del inicio del partido, firme como quien viene de vela. También el puntero madrugó para enfrentarse a Chicago, que tenía muchas ganas de dar la nota y por eso arrancó bien parado, sin mostrar tanto respeto y confiado en sí mismo. Pero Boca lo golpeó rápido, no lo dejó crecer y enseguida se puso en ventaja: lo madrugó. Fue tras un saque de Abbondanzieri para Cardozo, quien picó, se acomodó y combinó con Iarley para sacar un buen remate que obligó al arquero De Olivera a dar un rebote que le quedó pronto a Villarreal, quien entraba prácticamente de frente y con el arco libre.
Boca canalizó la temprana ventaja tratando de manejar el partido, pero los de Mataderos, que a esa altura habían abierto bien los ojos, no se resignaban ante el líder y ponían sus esperanzas en los desbordes de Mandra, quien surtía de centros a Tilger o buscaba el arco con remates criteriosos. En Boca se lucían Barijho –que parece estar cambiando para mejor, concentrado y astuto con la pelota– y Villarreal, rápido en la marca y atento para sumarse en la ofensiva; Iarley también hacía de las suyas, asociándose bien con Cardozo o Donnet.
En situaciones, el trámite era parejo, aunque Boca hilaba mejor, con más claridad, más allá de algunos errores defensivos entre Crosa y Clemente. Chicago pudo descontar por intermedio de Tilger, quien sobre el final de la primera etapa conectó de cabeza un buen enganche y centro de Mandra ante Clemente, que pasó muy cerca del ángulo derecho de Abbondanzieri.
Los hombres de Bianchi descargaron su ira en los primeros minutos del complemento, como queriendo acompañar con fútbol el tronar de sus hinchas que daban prácticamente por juzgada la cosa. Pasó cerca un tiro cruzado de Cardozo y después se lo perdió increíblemente Donnet, quien habilitado por un gran pase de Iarley quedó mano a mano frente al arquero, pero perdió el duelo; luego sacó un violento remate que se desvió en el ex Boca, César González.
De un centro de Donnet con cabezazo perfecto de Barijho nació el segundo gol; antes, el Chipi había desperdiciado una oportunidad inmejorable rematando alto, y después clavó un nuevo cabezazo contra el palo derecho del arquero visitante. Con los ingresos de Cangele, Tevez y Perea, Bianchi daba, al menos en sus percepciones, por terminado el encuentro, pensando ya en el Bolívar, aunque De Olivera tapando por aquí y por allá debió trabajar duro hasta el último pitazo.
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