Grecia hizo historia en el fútbol mundial. Contra todos los pronósticos, el equipo dirigido por el alemán Otto Rehhagel derrotó a Portugal en la final de la Eurocopa 2004, en Lisboa, y alcanzó el título continental por primera vez. El delantero Angelos Charisteas anotó el gol de la victoria en la segunda etapa, con un formidable cabezazo que silenció a los 50 mil hinchas locales que presenciaban el partido. Anteriormente, Grecia solamente había jugado una Eurocopa (Italia ’80) y un Mundial (Estados Unidos ’94): en ambos torneos había perdido todos los partidos disputados.
En un certero contraataque, el argumento ofensivo más utilizado por el equipo a lo largo de todo el certamen, Basinas envió un centro desde la derecha y Charisteas, de cabeza, como ante Francia y República Checa, señaló el único del gol del partido. Luego, el campeón se replegó y defendió con mucho orden la mínima ventaja hasta que el árbitro alemán Markus Merk marcó el final del juego, desatando la euforia de este humilde plantel que con mucho sacrificio y actitud logró el título más importante del fútbol europeo. Ya le había ganado 2-1 a Portugal en el partido inaugural, luego empató 1-1 con España y perdió 2-1 con Rusia. Ganó los tres partidos de la ronda final de la misma forma: 1-0 con gol de cabeza.
Por el lado de Portugal, todo fue decepción. El técnico de la selección local, el brasileño Luiz Felipe Scolari, manifestó, tras la derrota, que aunque “resulte triste”, Grecia ganó en buena ley y es un justo campeón. “No supimos encontrar los caminos para quebrar la defensa griega. Estoy muy triste, pero el fútbol a veces es así. Caímos con dignidad y eso es algo que tenemos que valorar más allá de cualquier resultado”, señaló el entrenador, visiblemente dolido tras la derrota.
Sin embargo, el delantero portugués Pauleta no les reconoció atributos a sus adversarios y calificó como “injusta” la consagración del conjunto helénico. “Ellos jugaron sólo a defenderse durante todos los partidos del campeonato. Que este equipo salga campeón es una vergüenza para el fútbol”, sostuvo el atacante.
Pero estas declaraciones no empañaron la alegría de los griegos, que alcanzaron el máximo logro en la historia deportiva del país cuando faltan poco más de 40 días para que se celebren los Juegos Olímpicos de Atenas. Charisteas, autor del gol de la victoria, declaró a la conclusión del encuentro que está viviendo un momento inolvidable. “Creo que estamos viviendo un momento único. Somos campeones de Europa. Los mejores de Europa. Nos lo merecemos”, declaró el héroe de Grecia. “Jugando como hasta ahora, no podíamos perder la final. Es una experiencia inolvidable. Es el mejor momento de mi carrera”, agregó el jugador envuelto en lágrimas.
El entrenador alemán Otto Rehhagel reconoció que, si bien la victoria de su equipo fue “una sorpresa”, existe mucha planificación detrás de este logro. “Este es el fruto del trabajo de tres años. Los jugadores se comprometieron con una forma de trabajar y ahora hemos recibido un premio de incalculable valor. Pocos confiábamos en nosotros, pero yo siempre supe de las posibilidades de este grupo”, explicó el entrenador.
Mientras en las calles de las principales ciudades de Grecia se desataban los festejos, Theodoros Zagorakis, el mejor jugador de la final, dedicó el triunfo a todos los emigrantes griegos. “Esta victoria la quiero dedicar a los que tuvieron que salir de nuestro país para buscar una vida mejor. Es para todos los griegos, donde quiera que se encuentren”, destacó.