FúTBOL › OPINION
Un auténtico mamarracho
› Por Pablo Vignone
Miguel Brindisi cree haber reivindicado la hidalguía del entrenador modelo renunciando a su cargo menos de una hora después de la derrota en el superclásico. Más allá de las fronteras del folklore (por eso de que lo que menos necesitaban los hinchas de Boca era entregarle un técnico a sus acérrimos rivales a propósito de la caída que más les duele), lo del entrenador de Fox Sports que conducía al plantel boquense terminó saliendo envuelto en la ignominia, aunque él crea lo contrario.
Con la derrota puesta, no le habría costado nada pilotear la situación, enfriarla, contener a sus jugadores y, con la decisión ya tomada (como la tenía desde antes del partido), comunicarla mañana o pasado. Eligió una fácil, la fatua inmolación, prefirió encarnar un papel martirológico probablemente destinado a borrar las huellas de una conducción timorata. Para que parezca que asume toda la responsabilidad cuando, en realidad, la disuelve precisamente en esa renuncia indeclinable. Además de atentar contra la dignidad del cargo que otros entrenadores pretenden hacer respetar.
Lo que se dice un auténtico mamarracho.