Lun 28.03.2005
libero

FúTBOL › MANUEL RODRIGUEZ NAVARRO, ENTRENADOR DE CUBA

El Pekerman de Fidel

En un país donde el fútbol no es pasión de multitudes, dirige a la selección juvenil desde 1988. Vino a la Argentina con sus futbolistas a entrenarse durante 15 días y les ganaron a los pibes de Boca. Pintó la realidad de un deporte que en su país es, apenas, el séptimo u octavo en popularidad.

› Por Gustavo Veiga

La irresistible seducción tiene duplicado. El hechizo que genera cualquier experiencia europea para un jugador argentino, guarda simetría con la atracción que despierta nuestro fútbol en un país como Cuba. Por eso, la selección Sub-17 de la isla viajó a Buenos Aires, se alojó en las instalaciones del Cenard y durante dos semanas intenta sumar partidos contra equipos de aquí con la mira puesta en el Pre-Mundial de Costa Rica. Manuel Rodríguez Navarro es su entrenador desde 1988. Habanero, de 53 años, se licenció en Cultura Física –especializado en fútbol– para trabajar como alguna vez lo hizo José Pekerman con nuestros juveniles. Líbero lo entrevistó para que describa qué puede asimilar su plantel del fútbol argentino, en qué condiciones se juega en la tierra de Fidel y de qué manera ven los cubanos a un ídolo universal como Diego Maradona. Tampoco faltaron durante el diálogo las referencias al Che Guevara y a la rivalidad futbolística con Estados Unidos y México.
–¿Cuáles fueron los motivos por los que vino con el seleccionado de su país a la Argentina?
–Se debió a un convenio firmado con el ministro de Deportes de aquí (se refiere al secretario del área, Claudio Morresi) y porque coincidió con que, cuando estuvo en Cuba, fue a ver un partido nuestro en un torneo. Entonces se comprometió a invitarnos y a que viniéramos a realizar la última parte de la preparación para un octogonal. Estaremos aquí quince días, hasta el 3 de abril.
–¿Qué conocía usted del fútbol argentino antes de viajar a Buenos Aires?
–Que es de primer nivel mundial y que tiene mucha tradición. Además, que es el deporte favorito, que se le dedican muchas cosas y que ha sido campeón del mundo en distintas categorías. Para nosotros fue de vital importancia que nos hayan elegido e invitado.
–¿Qué ha ido capitalizando de esta experiencia?
–Una de las cosas fundamentales es ir ganando autoestima en el trabajo. Jugamos dos partidos (Cuba derrotó 2-1 a los juveniles de Boca y empató 2-2 con un selectivo de Defensores de Belgrano) y comenzamos a conocer más las características del fútbol argentino: cómo funciona adentro de la cancha, su planteamiento táctico, la agresividad que tienen sus jugadores a la hora de recuperar la pelota, su talento, las condiciones desde el punto de vista físico... Aunque una semana aún no ha resultado suficiente para llevarnos una idea válida. Nos queda otra más para seguir sacando conclusiones.
–¿Cómo define la actualidad del fútbol cubano, por estilo, táctica y hasta condición física?
–Tenemos que crecer en la parte competitiva. No contamos con el roce suficiente en este nivel de jugadores. Y nuestra mayor preocupación es táctica. El problema es el funcionamiento de los equipos. Al no tener un alto grado de competición, eso limita un poco conocer y encarar los diferentes planteos. Sin salir a la cancha no hay rivalidad; la rivalidad existe cuando tú compites y juegas.
–¿A qué atribuye la escasa competencia? ¿A que no reciben invitaciones como la de Argentina?
–Eso es... Porque hay competencias oficiales de la FIFA, como las Eliminatorias para el Campeonato del Mundo, o centroamericanas, panamericanas u olímpicas en categorías inferiores. Pero lo que pretendemos no es ganar la experiencia dentro de la competencia misma sino obtenerla en la antesala de los torneos, como estamos haciendo aquí con vistas al Pre-Mundial.
–Así como la Argentina mantiene una rivalidad futbolística con Brasil desde hace décadas, ¿cuál o cuáles son los adversarios regionales y deportivos de ustedes?
–México y los americanos.
–El bloqueo de los Estados Unidos sobre Cuba, ¿incide de modo alguno en la escasa competencia que tienen?
–No, en el caso del fútbol esas condiciones no nos afectan. Desde el punto de vista económico, el Estado brinda asistencia al deporte y existe el aporte financiero que la FIFA le otorga al fútbol de los países que están vertebrados a nivel del mundo, y ahí estamos nosotros los cubanos.
–¿Cómo se dividen allá el trabajo a nivel de selecciones?
–La selección mayor la dirige Amelio Luis, un cubano que era asistente del técnico anterior, el peruano Miguel Company. También hay un técnico para la selección Sub-20 y otro para la olímpica, que es Sub-23. Toda la estructura de la selección es ésa.
–¿Usted fue futbolista?
–Sí, pero no de alto nivel. Solamente de términos medios.
–¿Cuál fue el período de mayor esplendor del fútbol cubano en toda su historia?
–En la época del ’70. Y el mayor éxito que se recuerde data de los Juegos Olímpicos de Moscú, cuando enfrentamos al equipo polaco, que había salido tercero en el Mundial de Alemania ’74 y empatamos sin goles. Y a nivel de juveniles Sub-17, como los que dirijo, el logro más importante se consiguió en el año ’88, cuando clasificamos para el campeonato del mundo de la categoría. Yo era el técnico del equipo.
–¿Cuál es el lugar que ocupa el fútbol en su país entre todos los deportes?
–Primero está el béisbol, como aquí el fútbol. Yo lo ubicaría en el séptimo u octavo lugar, detrás del boxeo, de la lucha, en los que tenemos varios campeones del mundo.
–¿Cómo son los estadios y los campos de entrenamiento en su país?
–Son de condiciones medias, no de excelentes condiciones. Pero tenemos el estadio nacional, los centros de entrenamiento... y la cancha donde trabajamos tiene su cualidad, aunque no es de excelencia.
–¿Cómo está organizada la competencia interna a nivel de juveniles y a lo largo de la isla?
–Es por provincias. Son dieciséis más un municipio especial, que es la Isla de la Juventud. Cada una tiene una escuela del deporte para niños, desde los nueve o diez años hasta los dieciséis. Y, a partir de esa edad y hasta los veinte, hay instituciones para atletas juveniles. Esa es la estructura.
–¿Usted viaja por el país tratando de detectar talentos?
–Esa es una de mis tareas. Busco jugadores para la Sub-17.
–¿Vive exclusivamente para el fútbol?
–Sí, sólo para el fútbol, todo mi tiempo es para él.
–¿Cómo se compone su grupo de colaboradores?
–Tenemos al asistente mío, un preparador físico, un preparador técnico, otro de arqueros, un médico y un psicólogo. Somos siete. Pero aquí vinimos menos porque la invitación fue para veintidós personas; dieciocho de ellas futbolistas.
–Además de enfrentar a Boca y a Defensores, ¿tiene previstos otros partidos?
–Sí, el próximo martes jugaremos por la mañana contra Independiente, en su trinchera. Y el jueves lo haremos con River en una cancha de césped sintético.
–¿Había estado alguna vez en otro país invitado en condiciones similares a las de ahora en la Argentina?
–Sí, con otros equipos. Estuve un mes en Bolivia en la Academia Tahuichi.
–¿Cuál es la escuela de fútbol con la que más se identifica?
–El fútbol de Europa tiene un estilo de mucha potencia. Para mí, el mejor fútbol es el de Sudamérica. Un juego técnico, de habilidad, de inteligencia, de talento... No es que no me guste el fútbol europeo, pero prefiero al brasileño o al argentino, son más elegantes, de más lucidez. Nosotros tenemos la misma idiosincrasia. El europeo es otro tipo de persona, diferente de las características que tenemos nosotros.
–¿Hay futbolistas en Cuba, tanto del seleccionado mayor como de los juveniles, que podrían competir bien en el plano internacional?
–Sí, pero no en el alto nivel. No contamos con un jugador del talento de Aimar, o de un Saviola o D’Alessandro... Son futbolistas de talento, ¿me entiende? Los nuestros tienen potencialidad, pero necesitamos más esa capacidad, como la que tienen los jugadores de Boca o River. No podemos decir una cosa que no es...
–Se ve que admira la personalidad del futbolista argentino...
–Sí... Por el estilo que tiene. Y lo ha demostrado con los resultados. Para obtenerlos hay que trabajar con seriedad.
–En declaraciones que le atribuye la oficina de Prensa de la Secretaría de Deporte, usted dijo que Diego Maradona y el Che Guevara representan una parte importante de la historia cubana...
–Yo hablé del Che, que es una parte histórica de Cuba. Pero no de Maradona y el Che en la historia. Diego, como atleta, como figura deportiva del mundo, es digno de mi admiración. Pero yo no pongo al Che a la altura de Maradona. A los dos los valoramos, pero cada cual en su lugar. No se los puede comparar. Historia es el Che...
–¿Qué lo impresionó más de Buenos Aires?
–Todavía no hemos tenido la posibilidad de conocer mucho. Solamente fuimos al estadio de Boca en el partido contra Independiente. Para nosotros fue una maravilla estar dentro del ambiente futbolístico ése. Una experiencia por el calor con que se defiende a los equipos y después hemos dado algunas vueltas. Paseamos por el Obelisco, que es una cosa muy bella, por la Plaza de Mayo, que en Cuba la conocíamos por la tele...
–Por último, ¿qué visión del fútbol tiene más allá del perímetro de una cancha?
–El fútbol es un problema de la sociedad. El día que hay partido, toda la problemática que pueda existir se borra en ese tiempo, en ese lapso. El fútbol es un espectáculo de multitudes y eso provoca que la gente lo ame.

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