Racing, el gran beneficiado de la 13ª fecha en la que perdieron o empataron los otros candidatos, ensanchó el camino que los sueños prometieron a sus ansias. “¿Podemos salir campeones?”, se preguntan los hinchas y, por supuesto, en cuanto lo miran hacia la mitad de la cancha, ya saben la respuesta. Diego Simeone, motorcito de jugar, regulador de voltaje, acelerador de sueños, es el avezado conductor de un equipo que sigue en ascenso y cada día juega mejor.
Dueño de la mitad de la cancha, bien sostenido por Falcón a su derecha y Romero a su izquierda, hace todo muy sencillo. Toca para atrás si cabe, busca la cortada sólo cuando se siente seguro, mete el tranco largo cuando pasa al ataque y saca a relucir esa habilidad –que le viene de lejos y no perdió– sólo cuando la mano viene favorable. En el partido contra Quilmes se cansó en el último tramo y perdió algo de solvencia, aunque ya se había erigido en la figura de la cancha.
El equipo de Avellaneda es gran candidato por Simeone, por los destellos de Lisandro López y Barrado, por el agrande generalizado, por la solidaridad en la pelea de cada pelota y también por un fixture muy favorable. En las fechas que le quedan al Clausura tiene a estos rivales: Huracán de Tres Arroyos, Almagro, Colón, Lanús, Banfield y San Lorenzo. Un panorama más propicio que el de Vélez (el otro puntero), que tiene que jugar con River en el Monumental y con Estudiantes, además de Banfield, Argentinos Juniors, Instituto y Arsenal.
Racing no depende de nadie. Si sigue en este nivel, si aguanta el ritmo, si al vértigo que le imprime al juego le agrega un poco de serenidad en el área, lo tiene todo para salir campeón.