Empezó con ilusión, terminó en un final frustrante. El equipo platense no pudo hacer nada ante un rival que le achicó los espacios y tuvo en su arquero Villar a la figura. Ahora depende de un par de resultados para sacarle el campeonato a Boca.
No es difícil imaginarse el panorama que se vivía en el estadio de Gimnasia no bien el árbitro Horacio Elizondo decretó el final del empate 0-0 con Newell’s. Algunos aplausos, insultos, impotencia, broncas contra los jugadores propios, broncas contra los jugadores rivales, más insultos, más impotencia. Pero, sobre todo, la sensación era de frustración. Otra vez, como hace diez años ante Independiente, el conjunto platense dejó pasar una oportunidad de oro para lograr el ansiado título en el profesionalismo. Es cierto, todavía hay chances y el festejo puede llegar el miércoles con una victoria ante Banfield y un empate de Boca en Bahía Blanca. Pero ayer no había espacio para ese tipo de especulaciones.
A partir del clima de triunfalismo que bajó desde el presidente Juan José Muñoz y que se extendió a todo el entorno gimnasista, todo aparentaba desembocar en la anhelada fiesta, a cualquier precio, sin posibilidad alguna de que el resultado no fuese el esperado. Tal vez allí se puedan empezar a entender las apretadas que sufrieron los rosarinos en el vestuario, antes del comienzo del partido, cuando integrantes de la barra brava platense arrojaron piedras y bombas de estruendo para intimidar. Incluso, la situación se repitió en el entretiempo, con algunos vidrios rotos, lo que motivó que la segunda etapa se retrasara unos quince minutos. “Ahora tenemos más ganas de romperles el c...”, disparaba Nery Pumpido, entrenador de Newell’s.
Y así salió a jugar el equipo rosarino, dispuesto a complicar al hasta ayer líder y sin regalarle nada. Con la premisa de achicarle espacios hacia atrás y complicar la conducción de Lobos con la pegajosa marca de Zapata logró su primer objetivo sin demasiados problemas. Para eso contó con la colaboración de Gimnasia que, si bien tuvo intención de adelantarse, se mostró muy atado por los nervios y sin la llegada habitual por los costados. Por eso no sorprendió que casi no aparecieran situaciones de peligro frente a los arcos.
Cuando a los seis minutos del segundo tiempo el estadio se enmudeció por las noticias que llegaban desde la Bombonera, Gimnasia entendió que debía asumir más riesgos. Soltó más a sus volantes y, en base a centros, logró a arrinconar a su adversario. Tuvo el gol Vargas, pero no definió bien, y luego Villar se lució al taparle un cabezazo a Cabrera. Casi con desesperación buscó el gol que le posibilitara sostener la punta, en medio de un clima que mezclaba la tensión con la ilusión. Paciente, Newell’s siguió con su libreto, con el agregado de que ahora contaba con espacios para contragolpear. De esa forma generó dos ocasiones para llevarse todo, pero ni Lucero ni Steinert acertaron frente a Navarro Montoya.
Así se llegó a un final frustrante. Gimnasia todavía tiene chances, pero sus hinchas se fueron del Bosque con la sensación de que todo se perdió ayer. Ya no depende de sí mismo, y por eso la vuelta parece más lejana.
GIMNASIA-0
N. Montoya -6
Herner -5
San Esteban -5
Goux -6
Cabrera -6
Escobar -5
E. González -5
Licht -6
Lobos -5
Vargas -5
Delorte -4
DT: Troglio | NEWELL’S-0
Villar -8
Aguirre -7
Spolli -6
Ré -6
Vella- 6
Zapata -6
Husain -5
Lucero -5
Belluschi -6
Ortega -4
Silva -5
DT: Pumpido |
Estadio: Gimnasia.
Arbitro: Horacio Elizondo
Cambios: 60m Scocco por Ortega (N); 70m Valenti por Delorte (G), 73m Steinert por Silva (N); 89m Colace por Lucero (N) y Ariel Franco por Licht (G).