Lunes, 13 de febrero de 2006 | Hoy
FúTBOL › UTILIZANDO MUY BIEN LOS LATERALES LOS DE LA BANDA SUPERARON A BANFIELD
El equipo de Passarella arrancó con el pie izquierdo, pero lentamente se fue adueñando del juego hasta concretar una clara y contundente victoria. Los goles fueron, en orden cronológico, de Leiva, Figueroa, Higuain y Gallardo.
Por Adrián De Benedictis
El período de Daniel Passarella como nuevo conductor de River lentamente se va reflejando en el campo de juego. El equipo comienza a asimilar el mensaje del entrenador, y de esa manera trata de renovarse en este 2006. El plantel consiguió ayer una nueva victoria en el campeonato, luego del triunfo en la semana ante los jujeños, y exhibió un fútbol que dejó sin chances a las ilusiones de Banfield. Con algunos jóvenes en la cancha, River no dejó dudas ante un rival que en los últimos años le complicaba siempre el panorama. Sin ir más lejos, el mismo rival el año pasado causó la renuncia del técnico Leonardo Astrada.
Pero este plantel parece haber dejado muy lejos aquellos días de incertidumbre, y ahora busca consolidarse con un estilo donde la lucidez y la contundencia intentan posicionarse en primer lugar.
Uno de los puntos determinantes para derrotar a los del Sur fue apostar a un juego bien abierto, utilizando los laterales permanentemente. En ese marco se destacaron los defensores Domínguez y Ferrari, quienes se proyectaban con criterio para sumarse al ataque, y buscaban con precisión al delantero Figueroa. Justamente el ex Villarreal complicó ayer su mejor actuación desde su llegada. Además de convertir el gol del empate, a los 38 minutos del primer tiempo con un cabezazo luego de un envío de Domínguez, complicó siempre a sus marcadores en el juego aéreo.
En ese circuito también se destacó el volante central René Lima, que demostró una gran técnica y cambió de frente rápidamente cada vez que recibía la pelota. Con esos argumentos River dio vuelta el encuentro, que comenzó perdiendo apenas a los cinco minutos, cuando Leiva remató desde afuera del área y la pelota ingresó al lado del palo después de desviarse en Cáceres. De todas maneras, el local también tuvo algunos desacoples en defensa, debido a que cuando despliega mucha gente en ataque, sufre bastante cuando el rival llega de contrataque.
Banfield pudo haber aumentado la diferencia después del primer gol, pero Lujambio falló en una definición de frente al arco. Después, Santana remató al lado del palo, y Lux tapó con el pecho un tiro de Pagés. River también estuvo cerca del empate antes de aquél tanto: Higuaín le dio de media vuelta y la pelota salió cerca, y más tarde Lucchetti retuvo un cabezazo de Figueroa. Después de su gol, el propio Figueroa volvió a ganar de arriba y la pelota dio en el travesaño.
River comenzó a definir todo en el segundo tiempo, sobre todo cuando a los nueve minutos Higuaín aprovechó una desatención entre Lucchetti y Sanguinetti, y con un toque de derecha marcó el segundo gol. Si bien Banfield presionó más –Lux reaccionó a tiempo ante un cabezazo de Lujambio– cuando estaba en desventaja, River controló sin problemas el desarrollo, y terminó de consolidarlo con el gol del ingresado Gallardo, que convirtió con un derechazo cruzado.
A esa altura, el fútbol de River ya había dado síntomas de reencuentro con su mejor origen.
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