La de ayer no fue lo que se dice una tarde soñada para los hinchas de Boca. Las expectativas puestas en la llegada de Ricardo La Volpe y la chance de alcanzar el record de San Lorenzo de 13 victorias consecutivas se desvanecieron más o menos rápidamente. El equipo no era el mismo de los últimos encuentros, los jugadores acusaban demasiado cansancio y el nuevo DT, que no había tocado las piezas en la primera parte, se envalentonó y en el complemento pateó el tablero y Boca terminó jugando como nunca, de la peor manera. Apenas empató con el modesto Godoy Cruz, que aún no ganó en el torneo y se llevó un punto de oro.

La vuelta olímpica de los campeones de la Recopa, con Coco Basile a la cabeza, fue apenas una linda anécdota en la tarde. Porque cuando la pelota comenzó a correr, la etapa La Volpe se puso en marcha y los ojos de los hinchas se posaron sobre el funcionamiento del equipo, ávidos de cazar algún indicador que pusiera en evidencia los aportes del nuevo entrenador. El primer tiempo no ofreció demasiado. Boca se había parado como siempre, pero los jugadores estaban tan cansados que todo les costaba y apenas insinuaban su poderío ante un rival que salió dispuesto a esperar.

Dos errores defensivos, ambos por el lado de Ibarra, que estaba irreconocible, les permitieron a los mendocinos subir sus pulsaciones con chances más o menos claras, pero todas fueron a parar a las manos de Bobadilla, que respondía sin sobras.

Boca no llegaba bien. Jugaba la pelota por abajo, pero lejos de la zona de definición. De ahí que sus mejores oportunidades las consiguió con remates desde afuera. Krupoviesa probó en vano varias veces; Palermo sacó un buen remate cruzado que se le fue arriba; y Gago, en la más clara de Boca en el partido, encontró un rebote en la puerta del área y sacó un violento remate que se estrelló en el palo izquierdo del arquero Torrico.

Quedaban 45 minutos y los hinchas locales no perdían la fe. Sin embargo, la ilusión se les fue pinchando paulatinamente. Con Dátolo por Marino, que no había jugado bien, La Volpe mandó a armar dos líneas de cuatro atrás. Era la segunda intervención clara del DT, ya que antes había probado la variante de utilizar a Cardozo por derecha. Cambios demasiado rápidos para un equipo que llegaba cansado y necesitaba más que nunca jugar de memoria.

El ingreso del Guillermo Barros Schelotto por Ledesma dejó a Boca con tres hombres en ataque y, luego, cuando el DT mandó a la cancha a Calvo por Cardozo, se armó el equipo imaginado sólo por La Volpe. Porque Boca terminó jugando con tres en el fondo: Díaz, Morel y Krupoviesa; cuatro en el medio: Calvo, Ibarra (¡de doble cinco!, y eso que estaba liquidado), Gago y Dátolo; y arriba, el tridente Barros Schelotto, Palacio y Palermo. Ahí estaba entonces la mano de La Volpe y un Boca distinto, tanto cambiado como agotado en sus fuerzas.

Godoy Cruz aprovechó la desorientación de los locales y tuvo unos minutos de protagonismo. Villar desequilibraba y entraba al área más o menos cómodo, pero Bobadilla estaba atento y, cuando no iba afuera, controlaba. Boca, por amor propio, por el record, por los hinchas, arremetía sobre el arco de Torrico. El arquero salvó las papas ante un buen cabezazo de Palermo; luego tapó un remate sin ángulo de Barros Schelotto. El resto fue resignación y sorpresa. Resignación por los dos puntos perdidos y sorpresa por la rapidez con la que el nuevo DT quiso estampar su sello distintivo.

Estadio: Boca.

Arbitro: Sergio Pezzotta.

Cambios: 45m Dátolo (5) por Marino (B), 55m Poy (6) por Miranda (GC), 61m Olmedo (5) por Buján (GC), 63m Barros Schelotto (5) por Ledesma (B), 76m Calvo por Cardozo (B), 79m Valles por Torresi (GC).