1 Se llevó en los oídos la música más maravillosa que, para el caso, viene a ser los cantos y los aplausos de la hinchada de Boca. La fiesta por la conquista de la Recopa se armó de modo tal que la frutilla del postre fuera la despedida del técnico, solo en el círculo central, envuelto en el abrazo de millones de hinchas. Se había ganado en buena ley la felicidad de ese espectacular reconocimiento. “Uno es un duro o cree que es un duro, pero todo esto me conmovió mucho.”

2 Como se sabe, ganó todo: Apertura 2005, Clausura 2006, Copa Sudamericana 2005, Recopa 2005 y Recopa 2006, además de un torneo de verano fuera de estadísticas. Oficialmente, entre el torneo local y las copas internacionales bajo su dirección técnica, Boca jugó 55 partidos de los cuales ganó 35, empató 13 y perdió 7, con 112 goles a favor y 48 en contra. Eso da una eficacia de 71 por ciento.

3 Cuando llegó a Boca hizo pocas declaraciones, pero dejó muy clara su intención de armar un equipo que todo el mundo supiera de memoria. Cumplió. Abbondanzieri; Ibarra, Silvestre, Díaz, Krupoviesa; Battaglia, Gago, Bilos; Insúa; Palacio, Palermo conformaron el equipo base. Alternaron Guillermo, Delgado, Calvo, Cardozo, Marino, Vargas y Morel Rodríguez. Después, en los últimos tiempos, tras las ventas de Abbondanzieri, Insúa y Bilos, llegaron Bobadilla y Dátolo. En los primeros partidos se refugió en la vieja guardia y de a poco les dio continuidad a Silvestre, Gago y Palacio. Manejó los tiempos a favor de su gran experiencia en vestuarios y puso a los que había que poner.

4 No lo quería nadie. Ni Macri, ni la mayoría de los dirigentes, ni el 80 por ciento de los hinchas, que hubieran preferido a Julio César Falcioni o a Gustavo Alfaro. Maradona armó la dársena para el desembarco. Pero, a la hora de navegar contra la corriente, el timón lo llevó él.

5 A tal punto lo cuestionaron que quedaron como un símbolo de tonta intolerancia los cubitos que le tiraron desde la platea mientras le gritaban borracho y le decían que dejara de tomar whisky. Cuando ayer le preguntaron por los malos momentos respondió con su estilo: “Ya pasaron, los tiré a la basura”. Pregunta: ¿alguien conoce a los tipos que les tiraron cubitos? ¿Dónde están?

6 La cosecha de triunfos alteró la mirada crítica de los que de buena fe no confiaban en él porque decían que estaba mayorcito y desactualizado. La suma de triunfos, o una hipotética suma de derrotas que hubiese significado su rápida salida, no modifican la idea de quienes creen que Basile es un gran entrenador, un tipo honesto, serio, simple, un profundo conocedor del medio, un tipo muy ubicado que sabe muy bien de la influencia de los vientos a favor o en contra.

7 Nunca hizo declaraciones estruendosas, no se jactó de nada, se colocó siempre en un segundo plano y reservó el primero para sus jugadores, que siempre le reconocieron estas actitudes. Lejos de la corriente de sanata tacticista, cada vez que tuvo que explicar un cambio o una variante en el esquema del equipo lo hizo con sencillez.

8 Se manejó con un esquema de juego claro: cuatro en el fondo, un cinco clásico, un volante a cada lado del cinco, un enganche y dos delanteros. Y fue al frente en todas las canchas. Dejó un mensaje claro hacia adentro y hacia afuera: “Pensemos más en nosotros que en los contrarios”.

9 Cuando Bianchi se fue de Boca quedó la sensación de que su figura quedaría omnipresente y que ningún técnico que lo sucediera se iba a ganar el afecto de la gente. Basile hizo un equipo que, además de ganar, por momentos deslumbró. De cualquier modo, Basile es muy consciente de que no hay comparación posible en los logros. Con Bianchi, Boca ganó dos Intercontinentales, 3 Libertadores y 4 torneos locales. Y a eso no hay con qué darle.

10 Con la Selección empieza una nueva etapa. Otra vez remar contra la corriente, otra vez jugársela con la suya, otra vez enfrentar a los sanateros, otra vez bancarse las críticas. Ojalá que le vaya tan bien como con esta etapa de Boca. Se lo merece.