Lunes, 13 de noviembre de 2006 | Hoy
FúTBOL › EL CLASICO SE SUSPENDIO POR UNA PELEA DE HINCHAS Y POLICIAS
Con dos goles de Montenegro (el primero por un ingenuo penal de Cabral), Independiente vencía a Racing 2 a 0 cuando Elizondo decretó la suspensión por un choque entre hinchas de Racing y policías. La crisis se profundiza.
Por Adrián De Benedictis
Suele decirse que la pasión es la que domina los sentimientos. Pero a veces el exceso de ese delirio provoca desencuentros profundos. El fútbol argentino transita por este último escenario, y la relación entre el juego y el afecto está en estado terminal. Y lo que es peor aún: no se vislumbran salidas que permitan encontrar una reconciliación entre ambas. La locura de una parte del público hizo que el clásico de Avellaneda finalizara a los 19 minutos del segundo tiempo. El árbitro Horacio Elizondo determinó la suspensión en ese momento, a partir de los incidentes que se producían en la tribuna visitante. En ese lugar, los hinchas de Racing se enfrentaban con la policía, y el sonido de las balas de goma –mezclado con el humo de los gases lacrimógenos– impedía continuar con un espectáculo que se inició con clima de fiesta.
Para agregarle más desatino a un torneo marcado por el lamento y la confusión, otro partido volvió a quedar entre signos de interrogación, y ahora habrá que esperar si las autoridades deciden que continúe o no, con público o sin él, algún día de este año o del próximo.
Lo que sucedió ayer en el estadio de Independiente fue un factor más entre tantos, que rápidamente está provocando la muerte lenta de algo que se desangra cada vez más. Cuando se jugaban 16 minutos de la segunda parte, y con la victoria parcial del local con dos tantos de diferencia, un sector de los hinchas visitantes comenzó a descargar su bronca con la policía, que una vez más reaccionó de la peor manera. Elizondo continuó con el encuentro hasta que la situación no pudo ser controlada. Los gases estaban ingresando al campo de juego, y los disparos eran más continuos. En consecuencia, tres minutos más tarde decidió la interrupción.
En ese instante, los únicos que tenían ánimo para el festejo y el goce eran los simpatizantes de Independiente, que anticiparon el desenlace entonando “... se viene el abandono”, recordando viejos enfrentamientos que tampoco tuvieron un final lógico. La imagen posterior sólo ofrecía tristeza: los jugadores locales levantando las manos para ser despedidos con aplausos, mientras en la cabecera de enfrente las peleas y las corridas transcurrían en medio de piedras, insultos y provocaciones.
Una vez más, la furia privó a muchos de una tarde de felicidad y alegría. Como viene sucediendo con frecuencia en este campeonato, hace que ya no sea sorprendente. Por ello se disfrutaron poco algunas canciones de Independiente como “... poné a los titulares”, “... poné a Francella”, “... cantá para la tele”, o “... en el barrio mando yo”. Los locales sabían que este duelo no se jugará hasta dentro de por lo menos un año en esa cancha, debido a que será refaccionada, y pretendían despedirse con todos los honores.
Un aviso publicitario que se puede ver en carteles por Avellaneda, y también en algunas remeras de Independiente, puede definir esta realidad: “No tiembla. No late. Arde”. Ese ardor es el que está extendiendo la agonía de un fútbol que ya no tiene oxígeno, y las lágrimas inician su descenso sobre rostros incrédulos.
Estadio: Independiente.
Goles: 6m y 52m Montenegro (I), el primero de penal.
Cambios: 57m Alvarez por Machín (I).
Incidencias: el partido se suspendió a los 19m del segundo tiempo por los choques entre hinchas de Racing y la policía.
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