Lunes, 12 de marzo de 2007 | Hoy
FúTBOL › SAN LORENZO SE TREPO A LA VANGUARDIA DEL CLAUSURA
No juega mucho mejor que las versiones que lo precedieron, pero este San Lorenzo de Díaz se sustenta en la actitud, el oportunismo y la fortuna para ejercer el liderazgo y hacer ilusionar a sus hinchas con que los partidos que antes se perdían ahora se ganan: una victoria sobre Banfield con un hombre menos y dos goles de Gastón “la Gata” Fernández.
Por Ariel Greco
“Este partido antes no lo ganábamos”, le dijo un plateísta a su compañero mientras el Nuevo Gasómetro desbordaba de alegría por la sufrida victoria del flamante puntero del Clausura sobre Banfield. “Es más, lo perdíamos”, replicó el segundo. Tal vez en esos comentarios se puedan explicar las razones de este presente del San Lorenzo de Ramón Díaz, que no juega mucho mejor que sus antecesores, pero que en la actitud, el oportunismo y la fortuna tiene el sustento de su liderazgo. Y, sobre todo, la ilusión de sus hinchas, que ya se animan a pedir por el campeonato al amparo de lo que genera el Efecto Ramón.
El envión del triunfo ante Boca duró exactamente ocho minutos. En ese lapso, el conjunto de Ramón lucía confiado, superior a su adversario y dominante de la situación, pese a no haber generado chances muy peligrosas. Pero bastó un centro a su área para que un mal despeje de Silvera se transformara en una asistencia perfecta para que Silvio González marcara el primer gol del partido.
Entonces toda esa energía positiva que trajo la llegada de Ramón Díaz parecía que se desviaba hacia la intolerancia de los últimos tiempos. Los aplausos de la primera corrida de Osmar Ferreyra cambiaron por gritos de desaprobación por un centro que nunca llegó. Un pique fallido de Gastón Fernández generó los primeros murmullos. Y hasta el idolatrado Rivero ligó insultos por su inocente expulsión por un golpe a Cvitanich. Para colmo, con un gol y un hombre de ventaja, Banfield se animó a salir del fondo y a manejar la pelota hasta tres cuartos, aunque sin lastimar demasiado arriba.
Ante ese panorama, la tribuna empezó a perder la paciencia, tanto con el equipo como con el árbitro Beligoy, algo celoso con las amarillas. El “movete, Boedo, movete...” comenzó a sonar antes de los 30 minutos. Claro que el Efecto Ramón cuenta con la fortuna de su lado. Un tiro –en apariencia sencillo– de Fernández encontró una débil oposición de Lucchetti, que dio un rebote largo. Y además, ante el anticipo de Silvera, fue de manera imprudente abajo, por lo que Beligoy no dudó en marcar el penal. Con clase, el ex delantero de River picó la pelota, con lo que no sólo consiguió empatar el juego sino que también logró que la hinchada recuperara su confianza en el equipo.
Ya en la segunda parte, el Efecto Ramón apareció en todo su esplendor. Con mucha actitud, San Lorenzo disimuló el jugador de menos y hasta se animó a buscar la victoria. Es cierto que pasó sobresaltos, como esos dos cabezazos de Cvitanich que controló Orión. Pero su insistencia tuvo premio en esa gran habilitación de Ledesma para Silvera, que envió el centro para que Gastón Fernández convirtiera de arremetida.
Con la ventaja, la premisa del puntero fue cuidar el marcador frente a Banfield, crecido con el ingreso de Chatruc. Se refugió cerca de su área y aguantó con el coraje de Bottinelli y la seguridad de Orión. Y claro, apareció de nuevo el Efecto Ramón para que el último cabezazo de González pegara en el palo y saliera. Para que San Lorenzo ganara un partido que, hasta no hace mucho, perdía.
Estadio: San Lorenzo.
Arbitro: Federico Beligoy.
Goles: 8m, S. González (B); 34m y 67m, G. Fernández (SL), el primero de penal.
Cambios: 45m, A. González (6) por Tula (SL); Alvarado (6) por Torres (SL) y Santana (5) por Quinteros (B); 62m, Vitti por Andrizzi (B); 68m, Chatruc por Esteban (B); 80m, Acevedo por G. Fernández (SL).
Incidencia: 17m, expulsado Rivero (SL).
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