FúTBOL › UN TITULO QUE LE CAE TAN BIEN A RIVER COMO AL MISMO INDEPENDIENTE
Se repartieron los tiempos del partido, pero el empate no le sirve a ninguno de los dos en la carrera por el Apertura. Matheu abrió pronto el marcador, pero Belluschi, también de cabeza, empató antes del final del primer período. Pudo haber sido distinto si cobraban el penal de Rodríguez al volante de River.
› Por Adrián De Benedictis
El silencio del final fue un reflejo fiel de lo que significaba el reparto de puntos para ambos. La igualdad no le permite a River mantenerse cerca de los líderes, y a Independiente tampoco le significaba superar, aunque fuera momentáneamente, al puntero Lanús. Pero ninguno de los dos hizo los méritos suficientes para merecer la victoria. Por lo menos, River tiene expectativas internacionales con la Copa Sudamericana, pero los de Avellaneda siguen sin poder consolidarse en un campeonato donde al principio parecían encaminarse hacia la cima. Para colmo mantienen el estigma de no poder romper la racha de once años sin obtener un triunfo en el estadio Monumental.
La sensación de lo que ofrecieron los dos equipos fue que, si bien estuvieron cerca del triunfo, también corrieron excesivos riesgos que los dejaban a pocos pasos de la derrota. Y en medio de ese panorama, los arqueros fueron parte fundamental para sentenciar el resultado.
Independiente asumió el compromiso por su situación de animador del certamen, e intentó tomar la iniciativa con la tarea de sus mediocampistas. En esa zona donde suelen definirse muchas cosas, los visitantes le dieron más protagonismo a la dupla integrada por Herrón y Fredes, quienes superaban a Ahumada y Belluschi en el dominio de la pelota. Pero como los encargados de administrar los circuitos ofensivos (Montenegro y Ortega) comenzaron intermitentes, ninguno podía prevalecer y las acciones de peligro no aparecían.
El que tenía mayores problemas era River, porque además de presentar un solo delantero (Falcao), el chico Buonanotte no lograba hacer diferencia con su habilidad, bien controlado por los rivales. Por eso el primer gol llegó a través de una jugada de pelota detenida. A los 18 minutos de la etapa inicial, Montenegro ejecutó un tiro libre hacia el centro del área, y el defensor Matheu cabeceó la pelota junto al palo izquierdo de Carrizo, que no pudo llegar.
A partir de ese momento, River tuvo la obligación de salir un poco más de su campo, pero avanzaba con mucho apuro, de la misma manera que lo había hecho ante Defensor Sporting, y eso le quitaba claridad. Encima, una de las falencias de River fue que no tenía salida por el sector izquierdo, donde se ubicaban Abelairas y Ponzio, y entonces todo su juego se trasladaba al costado derecho. Después de que Assmann le tapó un tiro a Ortega por ese lado, River llegó a la igualdad cuando el primer tiempo estaba finalizando. Belluschi convirtió con un cabezazo luego de un centro de Ferrari, quien había recibido la pelota del propio Belluschi.
La jugada más discutida del segundo tiempo se dio a los dos minutos, cuando Belluschi cayó en el área de Independiente reclamando una falta de Rodríguez que el árbitro no advirtió. Esa actitud agresiva le permitió al local estar más cerca de Assmann, y Ortega pudo desequilibrar cuando tocó suave en el primer palo.
El encuentro tuvo más emotividad, ya que Independiente contestaba a través del contraataque, y también provocaba peligro serio. Assmann le ganó el duelo a Falcao, en la más clara, y cerca del final Carrizo evitó la caída ante Pusineri, que se había llevado la pelota por delante.
En definitiva, aquel mutismo que envolvió al estadio significó la inconformidad de los hinchas hacia los dos. Y con un final abierto todavía, la carrera hacia el título no parece tan cristalina para ellos.
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