Del padecimiento a la euforia. Del sufrimiento al delirio. Así transita este River modelo 2008. Una vez más, cuando terminaba el partido ante Argentinos acorralado en su área y cerca de que le igualaran por tercera vez, un gol en tiempo de descuento le dio la seguridad para sumar un nuevo triunfo. Durante todo el desarrollo personificó la mejor versión de Luis Sandrini ante el conjunto de La Paternal. Si bien nadie parecía estar al borde del llanto, las sonrisas aparecieron recién con el tanto de Falcao, después de muecas que evidenciaban incertidumbre por lo que podía ocurrir.

River ríe. Por el nivel que mostró el juvenil Diego Buonanotte, la causa principal para que River retomara la senda de la victoria, después de la derrota sufrida en Rosario. El volante convirtió dos goles y fue desequilibrante cuando encaró a sus marcadores. En el primer tanto, encaró por la derecha, enganchó hacia adentro, y le pegó de zurda para ubicar la pelota al lado del palo derecho de Torrico. En el segundo, a los cuatro minutos de la segunda parte, le pegó con la derecha, y la pelota se metió por arriba del arquero luego de rozar en un defensor.

River llora. Por las desconcentraciones que comete en defensa, que suelen costarle demasiado caro. Cuando habían pasado ocho minutos después de ponerse en ventaja, los defensores se abrieron inesperadamente para que Mercier desbordara por derecha, lanzara un centro rasante y Delorte convirtiera el empate casi debajo del arco. Curiosamente, ocho minutos más tarde de que hubiera vuelto a sacar diferencia, el árbitro Carlos Maglio cobró un penal muy dudoso por supuesta falta sobre Hauche, y Barzola –como ante San Lorenzo– marcó la segunda igualdad de la tarde.

River ríe. Por la velocidad que le imprime a cada uno de sus ataques. En el momento que pueden combinar jugadores como Buonanotte, Falcao, Abelairas y Ortega (ingresó en el segundo tiempo por un estático Alexis Sánchez), suele generar muchas opciones de gol. Entre esas acciones, Torrico respondió muy bien en varias, dos rebotaron en los palos, y en otras les faltó precisión a los definidores. Pero el que no falló cuando iba camino a recibir la reprobación de su gente fue Abreu. El uruguayo siguió por el otro lado la jugada que armaron entre Villagra y Abelairas, y conectó el envío del volante para marcar el tercer gol de su equipo.

River llora. Por el cambio de Domingo por Abreu, adquiriendo una actitud más cautelosa para conservar el resultado. Pero por sobre todo, por la tendencia a meterse en su campo y darle la iniciativa al rival. Argentinos comenzó a controlar la pelota cerca de los 30 minutos de la segunda mitad, y se fue acercando con cierto peligro al área de Carrizo. De esa manera, el arquero (está en un nivel muy alto) tuvo que aparecer para evitar otra caída de su arco, y en la más clara le ganó un mano a mano a Hauche, que había sido habilitado por los marcadores centrales, cuando intentaron dejarlo en posición adelantada. El final fue similar a muchos que tuvo en el torneo, con todo el equipo en su campo rechazando la pelota hacia adelante.

River ríe. Porque en uno de esos rechazos, ya en tiempo de descuento, el chico Ríos le ganó la pelota a su marcador, y lanzó un centro al área muy cerca del banderín del corner, Ortega se la bajó a Falcao, y el colombiano convirtió el cuarto gol con la cara externa del pie derecho. Ahí las risas fueron tranquilas, porque sigue en lo más alto junto a Estudiantes, y también porque visitará a San Lorenzo y a Boca con el mejor de los ánimos. Claro que en esos compromisos todos quieren seguir riendo, porque los llantos dolerán de verdad.

Estadio: River.

Arbitro: Carlos Maglio.

Goles: 32 y 49m Buonanotte (R), 40m Delorte (A), 57m Barzola de penal (A), 61m Abreu (R), 90m Falcao (R).

Cambios: 45m Ortega (6) por A. Sánchez (R), 55m Prósperi (4) por Battión (A), 69m Domingo por Abreu (R), 75m Romero por Scotti (A), 82m Pérez por Hauche (A), 88m Ríos por Buonanotte (R).