Un mes en la vida parece suficiente para poder superar el dolor y que todo se convierta en felicidad. Ese fue el tiempo en el que River dejó atrás una de sus peores frustraciones, para comenzar a disfrutar el placer de un nuevo título. El 8 de mayo pasado el equipo igualaba en dos goles ante San Lorenzo y era eliminado de la Copa Libertadores, y cuando ayer se cumplían 30 días de ese episodio, la euforia envolvió el estadio Monumental para festejar el campeonato número 33 de su historia. En medio de esas fechas sucedieron muchos contrastes, pero todo se olvidó rápidamente cuando un símbolo como Ariel Ortega levantó la Copa en el centro del campo para gritar campeón luego de cuatro años.

La campaña de River en este torneo Clausura lo tuvo entre los principales protagonistas desde el comienzo. A pesar de que el lucimiento no aparecía por Núñez, la inventiva de algunos futbolistas le alcanzó para llegar a la cima. Más allá de que River tiene como objetivo prioritario desde hace años el certamen continental, el entrenador no descuidó en ningún momento este campeonato, y siempre eligió a sus hombres más importantes. Y como el conductor tuvo a disposición una base amplia, el nivel colectivo no se modificó.

Uno de los puntos fundamentales que tuvo River a lo largo del campeonato fueron los diferentes cambios de esquema que presentaba. Diego Simeone arribó en enero pasado con la intención de presentar planteos ofensivos, pero que en muchas ocasiones terminaban confundiendo a los propios jugadores, a partir de las indicaciones que recibían desde afuera. Pero lentamente, los jugadores se fueron amoldando a lo que requería Simeone. Además, el entrenador tuvo mucho mérito en la apuesta por un jugador: Matías Abelairas. Cuando se mencionaba que no tendría lugar, terminó siendo una pieza fundamental, sobre todo en las jugadas de pelota detenida.

El encuentro que puede considerarse como decisivo, en el cual tenía que superar una prueba real de carácter, fue en Santa Fe. Ante Colón, con un hombre menos desde los 19 minutos, el equipo no dudó y fue en busca de la victoria en un escenario complicado. Y como Estudiantes, su principal perseguidor, no daba muestras de reacción, River fue el que se lanzó en busca del objetivo con mayor decisión.

El triunfo de ayer ante los bahienses tampoco fue superlativo, ya que también tuvo que soportar momentos de incertidumbre. Entre el gol de Lujambio y el segundo tanto de Buonanotte, los fantasmas sobrevolaron nuevamente sobre el Monumental. El desahogo llegó con otra gran definición del juvenil, luego de una buena habilitación de Ortega. Con un remate cruzado ingresando por la derecha, Buonanotte confirmó su gran actuación en una noche especial. Encima, el chico fue el que puso a River adelante en el primer tiempo, con un zurdazo esquinado para ubicar la pelota al lado del palo derecho de Ramírez.

Con aquel segundo gol de Buonanotte también llegó el delirio a River, sin importar lo que sucedía en La Plata. A esa altura, ya nadie se acordaba que a los que estaban vivando en ese momento, eran los mismos que recibieron acusaciones duras hace pocas semanas. Precisamente, como muchos protagonistas se alejarán al final de esta temporada, ayer cumplieron su despedida jugando como local.

Todo transcurre a mucha velocidad en el mundo River. Y apenas un mes es suficiente para dejar atrás momentos difíciles. A una fecha del final, River alcanzó un campeonato muy particular, que seguramente será recordado de una manera diferente a los demás.

Estadio: River.

Arbitro: Javier Collado.

Goles: 16 y 78m Buonanotte (R), 65m Lujambio (O).

Cambios: 55m Ulloa (5) por L. González (O); 63m A. Fernández por Abreu (R); 85m Ríos por Ortega (R), y M. Martínez por Lujambio (O); 88m Páez por Perugini (O); 89m Domingo por Buonanotte (R).

Recaudación: 1.384.387 pesos.