FúTBOL › UN PARTIDO CALIENTE, COLOREADO POR CINCO GOLES Y BUENAS ACTUACIONES
Un invicto menos en el campeonato: Tigre dio el gran golpe y venció a Boca en la Bombonera. Todos los goles se produjeron en el primer tiempo, que fue espectacular. Marcaron Morel (2), Luna, Dátolo y Battaglia, quien luego fue expulsado.
› Por Juan José Panno
Boca jugó de amarillo, un color que la gente del espectáculo suele detestar por mufa, un color en consonancia con las luces que había encendido su actuación a mediados de semana contra Argentinos, en un partido que empató, pero pudo perder.
Tigre jugó con su camiseta azul con la franja roja habitual, con su juego fresco habitual y con una audacia que no es muy frecuente en los equipos chicos que van a jugar a la Bombonera.
El fútbol tuvo luz verde, a tono con el día, y por eso salió un flor de partido, también a tono con el día, con cinco goles, muchas llegadas, dominio alternado y una gran incertidumbre en el marcador hasta el final.
Para poner las cosas en blanco sobre negro hay que decir rápidamente que el triunfo de Tigre fue justo y merecido; que pudo ser más amplio; que Boca aportó lo suyo, sobre todo en el primer tiempo para que saliera un partidazo y que las tribunas terminaron al rojo vivo, una celebrando el triunfo, la otra reconociendo el esfuerzo del equipo que jugó más de un tiempo en inferioridad numérica.
Las mejores pinceladas, con los colores primarios del buen juego y la definición precisa los puso el equipo de Cagna.
A los 7 minutos ganaba 1 a 0: pelota muy bien bajada por Rusculleda, zurdazo de Luna al medio del arco, fusilando a Caranta, con una defensa sorprendida.
A los 13 se puso 2 a 0: tiro libre, sin aerosol, pero con barrera a distancia, de Morel, al palo de Caranta, que la quiso desviar con la vista. Palo y gol.
A los 32 minutos logró su tercer gol: Morel despidió un derechazo tremendo desde un par de metros antes de la medialuna y superó la estirada del arquero.
El primer gol había llegado como consecuencia de haber encontrado un resquicio en la guardia rival en el cambio de golpes de los minutos iniciales al plantearse un partido muy abierto. Los otros dos nacieron en contraataques muy bien hilvanados. El tercero tuvo un efecto de nocaut porque llegó poco después de que Boca –a fuerza de empuje, coraje y algunos destellos de Riquelme– llegara a empatar 2-2.
Una rápida comparación de los goles también sirve para marcar la distancia entre los dos equipos. Los tres tantos de Tigre fueron puros, limpitos; los de Boca, un poco sucios. En el primero cayó una pelota en la cabeza de Viatri y Battaglia quedó solo para empujarla; y en el segundo, Dátolo tiró un centro-shot que se desvió en Blanco y descolocó a Islas.
Jugó bien Tigre. Fue prolijo en el fondo, no se descontroló en los momentos en que Boca era un vendaval, aprovechó los espacios con inteligencia y aportó clase de Morel y Rusculleda (gran primer tiempo) como estandartes de un equipo que del medio en adelante tira paredes, triangula y se mueve para generar espacios y opciones de pase. Jugó bien y ganó bien Tigre. Perdió sin jugar mal Boca. La gente que apoyó cuando estaban los grandes y también cuando quedaron en la cancha los pibes despidió con aplausos. Eso sí: las luces que quedaron prendidas son de un amarillo intenso.
Estadio: Boca.
Arbitro: Rafael Furchi.
Goles: 7m Luna (T); 13m Morel (T); 24m Battaglia (B); 29m Dátolo (B); 32m Morel (T).
Cambios: 55m Lázzaro (4) por Luna; 62m Giménez por Rusculleda (T) y Chávez por Calvo (B); 68m San Román por Rosano (T); 69m Gaitán por Riquelme (B) y Gracián por Dátolo (B).
Incidencia: 39m expulsado Battaglia (B).
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