La inteligencia suele ofrecer su mejor perfil cuando está acompañada por la lucidez. Con ese agregado, el talento resalta aún más en los hombres con capacidades distintas. Lo mismo ocurre en el fútbol. Cuando los encargados de exhibir algo diferente le aportan claridad a sus acciones, el que termina ganando siempre es el juego. En la lluviosa tarde de ayer en el estadio Monumental, Maximiliano Moralez entendió cuál era la mejor manera de llevar a Racing hacia adelante, pero por sobre todo supo cómo ejecutarlo. Curiosamente, recién cuando ingresó Diego Buonanotte, otro exponente del ingenio volcado en una cancha, River pudo encontrar una pequeña porción de lo bueno que la gente espera hace tiempo de este plantel. Esa persistente lluvia no fue impedimento para que ambos equipos desarrollaran un encuentro atractivo, no sólo por la emoción de los seis goles, sino también por el plus que significa asumir riesgos permanentes.

Moralez le abrió el camino a sus compañeros, indicándoles por dónde podían obtener los mejores beneficios. El fue quien ordenó, distribuyó, y provocó dificultades a sus rivales cada vez que iniciaba una maniobra con la pelota en su poder. Por ello, Racing estuvo tres veces en ventaja, y si no fuera por algunas desatenciones defensivas, el conjunto de Avellaneda se hubiera quedado con un triunfo fundamental en su lucha por evitar nuevamente participar de la Promoción.

A pesar de que Racing ubicó un solo delantero (Sánchez Sotelo), Moralez hizo que no se notara la falta de otro hombre de punta, y con su despliegue aparecía cerca del mediocampo para trasladar la pelota hacia el área rival, y luego habilitar al compañero mejor ubicado. Precisamente, en un desborde por la izquierda lanzó un centro para que González convirtiera el segundo.

River se encontró en problemas serios cuando ya perdía 2-1 y no era capaz de construir una jugada combinada. La entrada de Buonanotte a los ocho minutos del segundo tiempo –junto a él ingresó el chico Ríos– le permitió al local acercarse con más peligro a Martínez Gullotta. Y el campeón olímpico marcó la igualdad luego de un rebote ofrecido por el arquero, en una jugada donde los jugadores de Racing reclamaron posición adelantada. Más tarde, Buonanotte lanzó un córner desde la derecha para que Quiroga –convirtió el primero de Racing cuando intentó rechazar un envío de González– pudiera marcar el tercero.

El técnico de Racing decidió la salida de Moralez cuando quedaban siete minutos para el final, seguramente por el agotamiento físico que había sufrido, y el visitante ya no tuvo más oportunidades para desequilibrar. Más allá de que por él entró otro delantero (Lugüercio), todo el poder de Racing estaba afuera de la cancha.

Cuando Quiroga se reivindicó marcando con un cabezazo el tercero de River, cuatro minutos después del gol de Caballero, todavía quedaba tiempo para que los dos pudieran continuar su búsqueda ofensiva. Y fue el local el que tuvo dos oportunidades. Primero con un cabezazo de Rosales en donde la pelota se fue al lado del palo, y después con un duelo personal entre el paraguayo Salcedo (que pudo romper su sequía goleadora en el club para empatar en uno con un golpe de cabeza) y Martínez Gullotta que fue ganado por el arquero.

El castigo terminó siendo para River, que ahora está a 12 puntos de San Lorenzo, mientras Racing vislumbra una brisa más renovadora.

Estadio: River.

Arbitro: Pablo Lunati.

Goles: 12m Quiroga (RP) en contra; 21m Salcedo (RP); 41m L. González (RC); 62m Buonanotte (RP); 68m Caballero (RC); 72m Quiroga (RP).

Cambios: 45m Abelairas (5) por Gerlo (RP); 51m Caballero (6) por S. Sotelo (RC); 53m Ríos (4) por Galmarini y Buonanotte (6) por Archubi (RP); 79m Prichoda por González (RC); 83m Lugüercio por Moralez (RC).

Incidencias: 90m expulsado Mercado (RC).