Boca sufrió de impotencia. Fue querer siempre y no poder nunca. Así dejó pasar una inmejorable oportunidad para que el título le quedara prácticamente servido en bandeja, a la espera de la última fecha. No pudo ser en La Plata porque nada le salió como estaba planeado y porque encontró un rival muy duro en Gimnasia, que no estaba dispuesto a regalar nada y buscaba darles una alegría a sus hinchas. Más allá de los buenos momentos del partido, de algunos pasajes más o menos eléctricos, lo que quedó claro fue que a ambos conjuntos les faltó ambición como para quedarse con la victoria y la igualdad les terminó calzando justa.

Boca quiso llevarse el triunfo que bien le pudo valer el campeonato y no pudo porque el equipo no respondió a la altura de las expectativas. Ischia quiso ser punzante con Viatri y a Figueroa como arietes, pero los centrodelanteros ni siquiera inquietaron. Viatri, al menos, participó bien en el juego colectivo y con buenos pasajes durante el encuentro contribuyó para que Boca creciera en confianza. Figueroa, en cambio, no fue más que un fantasma en la cancha, impreciso y previsible en todos sus intentos. Era evidente que le faltaba un delantero que por afuera, papel que debía cumplir Alvaro González y no pudo.

En el mediocampo era Battaglia el que quería imponerse para dar vuelta un dominio que Gimnasia levantaba gracias al buen trabajo de Rinaudo, que cortaba, ordenaba y hasta hacía jugar a Niell peligrosamente. Tampoco pudo el volante de Boca, que jugó con cuatro amarillas sobre sus espaldas y el miedo lógico de ganarse la quinta y no poder jugar la última fecha. También quiso y no pudo Riquelme, quien no encontró socios ni en Vargas, ni en González y, aunque con Gaitán en la cancha se animó a ser más, no pudo vencer su propiodesgano.

No ayudaba la cancha ni el calor; Gimnasia se mostraba superior. Ya en el arranque dejó en claro que se había tomado el compromiso en serio y que no estaba dispuesto a dejar a su hinchada, que colmó el estadio, con las manos vacías. Pero más allá de las buenas intenciones de Niell y de Rinaudo, cuando pudo apretar clavijas para obtener un triunfo no quiso hacerlo y eligió pararse para la contra y cuidar el cero en su arco. Un desperdicio teniendo en cuenta que, con la tontísima expulsión de Morel Rodríguez, a Boca se le quemaron todos los papeles. No lo aprovecharon los locales como debían.

Con Gaitán y Neira en la cancha, el partido se volvió más interesante. Aunque los intentos no prosperaban, porque tanto Sessa como García respondían bien debajo de los palos, el ida y vuelta que se generó permitía soñar con la idea de que el encuentro podía arrojar un ganador. Las más claras fueron una para cada uno. La de Boca vino tras un taco de Viatri para que Gaitán definiera frente al arco, pero le pegó de primera y se le fue alto; Neira dejó a tres en el camino y entró con la pelota al área, pero su remate fue al cuerpo del arquero visitante. El empate fue justo y lo terminó festejando sólo Gimnasia. A Boca, en cambio, el punto no le sirvió de mucho.

Estadio: Ciudad de La Plata.

Arbitro: Javier Collado.

Cambios: 46m, Gaitán (6) por A. González (B); 67m, Calvo por Figueroa (B); 69m, Cuevas por Piarrou (G); 71m, Neira por Messera (G); 80m, Sosa por Stracqualursi (G).

Incidencia: 64m, expulsado Morel Rodríguez (B).