FúTBOL › LAS MATERIAS QUE RINDIó ESTUDIANTES PARA SEPULTAR LAS TIBIAS ASPIRACIONES DE VéLEZ
Un cabezazo de Desábato, un remate exquisito de Boselli y la definición de Benítez después de 17 toques consecutivos le permitieron al equipo de Sabella sacarse las mejores notas de la fecha y quedar a dos puntos de los líderes Banfield y Newell’s.
› Por Daniel Guiñazú
Estudiantes le mandó un mensaje a la sociedad futbolera: el campeón de América sigue de pie. Después de haber perdido el lunes ante Banfield, algunos lo descartaron de la lucha por el título. Y hasta le recomendaron dejar el Apertura de lado y concentrar energías en la puesta a punto para el Mundial de Clubes de Dubai. Pero el 3-0 al lado B de Vélez, y sobre todo la actuación que lo provocó, lo repone en la consideración de la cátedra. El equipo de Alejandro Sabella pasó por encima al de Ricardo Gareca. Y sólo el hecho de que no hayan jugado los habituales titulares de Vélez obliga a refrenar los elogios.
Una jugada define a la perfección lo que ayer fue Estudiantes: el tercer gol, marcado por Leandro Benítez a ocho minutos del final, sobrevino después de 17 toques consecutivos. Fueron pasándose la pelota Verón, Juan Manuel Díaz, Clemente Rodríguez, Braña, Benítez y Boselli, hasta que en la última cesión, Boselli lo puso a Benítez mano a mano para que definiera con el revés de su zurda entre la salida de Montoya y el primer palo. Un lujo. Hasta los hinchas de Vélez se pararon a aplaudir semejante alarde de belleza, tanto buen gusto futbolero.
Pero antes del golazo quedaron muy puestas en evidencia las distancias entre un equipo armónico, ensamblado, homogéneo, con los conceptos claros e individualidades en alto nivel y otro armado de apuro y con diez cambios respecto de aquel que el jueves había quedado marginado de la Copa Sudamericana en la altura de Quito. Estudiantes demoró un cuarto de hora en tomarle la temperatura al partido. Al principio, Vélez lo había sorprendido cuando fue a apretarlo bien arriba. Pero bastó que Verón empezara a moverse por todos lados para evitar que Somoza y Cabral lo tapen, Braña trabara y ganara un par de pelotas sueltas en el medio, y Benítez se estabilizara como volante por la izquierda (había empezado jugando del otro lado con la cancha cambiada), para que se acabara la oposición y un equipo solo quedó mandando sobre la cancha. Más aún cuando Desábato, lanzándose de cabeza ante un tiro libre de Benítez desde la izquierda, anotó el 1-0 pasada la primera media hora.
De ahí al cierre, Estudiantes se dio todos los gustos y Vélez quedó limitado a la ingrata tarea de soportar el partido. Luego del gol de Boselli, hasta se tiró atrás y le cedió la pelota a Vélez y su impotencia. Pero no dejó de hacer ni dejó hacer. Con las batutas inspiradas de Verón y Benítez, el equipo fue una orquesta de toques, rotación, salida por los costados, todo con una solvencia y seguridad llamativas. En ese contexto, el golazo de Benítez fue el acorde más afinado, el broche de oro de una noche dorada en la que Estudiantes le comunicó al mundo del fútbol que era un error dejar de tenerlo en cuenta antes del último esfuerzo.
Estadio: Quilmes.
Arbitro: Diego Abal.
Goles: 33m, Desábato (E); 57m, Boselli (E); 82m, Benítez (E).
Cambios: 46m, Cellay (6) por Desábato (E); 59m, Caruso por Velázquez (V); 63m, G. Díaz por Tobio (V); 67m, Robles por Cabrera (V); 78m, M. Sánchez por Carrusca (E); 83m, Morales Neumann por Salgueiro.
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