En su debut al frente de Racing, que hacía tres fechas que no ganaba, Miguel Angel Russo consiguió lo que todos querían y esperaban: volver a ganar. Pero, pese a la alegría del triunfo (segundo del conjunto de Avellaneda en el campeonato) el flamante entrenador se mostró cauto y consideró que el equipo debe mejorar “muchísimo” para lograr el objetivo, que en primera instancia sería escaparle a la zona de promoción. A pesar de eso, señaló que haberle ganado a San Lorenzo es “bueno” y “sirve” para encarar los próximos encuentros con mayor optimismo. “Racing venía de tres derrotas y es bueno ganar. No conozco un equipo que consiga llegar a un funcionamiento ideal e integral si no obtiene resultados”, sintetizó Russo.

Pese a que Racing es uno de los equipos que mejor se reforzaron no encontraba el camino en las primeras fechas del torneo, los resultados no eran los esperados y la impaciencia de los simpatizantes se hizo notar tras la derrota ante Gimnasia. “Soy realista, se ganó, es bueno, sirve especialmente para calmar las ansiedades, pero soy el primero que sabe que necesitamos muchísimas cosas más”, señaló el flamante entrenador de cara al futuro inmediato del equipo. Además, señaló que el encuentro ante el equipo de Diego Simeone fue “difícil” por las cosas que había en juego. “El análisis del partido no es sencillo porque el rival también juega. Nadie regala nada, todos venimos con necesidades y con urgencias”, argumentó.

Russo, consciente de la situación de Racing, sabe los tiempos y las obligaciones que lleva tener el buzo de entrenador de la Academia. Ante este panorama, Russo señaló: “Estoy muy tranquilo, esto es partido tras partido y se juegan muchísimas cosas. Ganar es bueno para la gente, para los jugadores y para todos. A nivel de juego aspiro a mucho más y los jugadores lo saben”, precisó Russo, quien está acostumbrado a las exigencia que le demanda estar al frente de uno de los grandes del fútbol argentino, ya que anteriormente fue técnico de Boca, en donde salió campeón de la Copa Libertadores, y a San Lorenzo, el último equipo que dirigió.