FúTBOL › NI LA DERROTA DE INDEPENDIENTE LO REANIMO
Ahora en La Plata, River volvió a caerse de cabeza
Gimnasia lo liquidó con cabezazos de Turienzo y Enría. Para completar el día negro de River, D’Alessandro marró un penal y expulsaron a Pereyra.
River no levanta cabeza y ayer sumó una nueva frustración al caer ante Gimnasia y Esgrima en la Plata por 2 a 0, resignando aunque sea la posibilidad de acercarse un poco más a la punta. El equipo del ingeniero Pellegrini mostró huecos en la defensa, no inquietó demasiado con sus ataques tan desesperados como tibios y de yapa desperdició un penal, que Olave le contuvo a D’Alessandro.
Antes de jugar con Boca había perdido solamente con Banfield y después cayó ante Lanús y Gimnasia. En el medio de estos partidos había superado a los juveniles de San Lorenzo. Quiere decir entonces que cayó en 4 de sus últimos 5 partidos, en un impresionante tobogán. Parece mentira que el equipo que parecía destinado a pelear el campeonato con Independiente hoy esté discutiendo el tercer puesto con Chacarita.
Gimnasia, con poco, le ganó merecidamente y pudo ampliar las cifras si hubiese tenido más precisión para concretar algunos de los contraataques que pudo generar cuando River se lanzaba alocadamente hacia el ataque.
El primer gol se produjo a los 28m: Turienzo recogió un centro de Enría desde la izquierda y colocó un excelente cabezazo que coló la pelota por sobre la cabeza de Comizzo, que no tuvo mucho que hacer. El segundo lo convirtió Enría a los 32m, al conectar de cabeza un centro de Sanguinetti, después de ganarle en el salto a Jersson González.
Con el 2 a 0 en el bolsillo, Gimnasia retrasó sus posiciones y River tuvo algunas ocasiones como para achicar la diferencia. Se lo perdió primero Astrada, luego Guillermo Pereyra y, cuando se iba de largo la etapa, Esteban González le hizo una zancadilla a Fuertes en el área y le cometió un penal que ejecutó D’Alessandro y contuvo Olave. El delantero de River tomó una larga carrera y le dio sobre el palo derecho del arquero, quien, apenas adelantado, se arrojó sobre el balón y logró desviar.
En el segundo tiempo, River no tuvo orden ni suerte para resolver algunos ataques y además padeció algunas contras del rival que pudieron agrandar las cifras. Pellegrini y sus muchachos quieren ahora que esto se termine cuanto antes.
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