Lunes, 16 de agosto de 2010 | Hoy
FúTBOL › RIVER LE GANó POR LA MíNIMA DIFERENCIA A HURACáN Y SE MANTIENE EN LA PUNTA DE LA TABLA
Con un gol de Affranchino, después de una buena jugada colectiva en la que participaron Buonanotte y Funes Mori, el equipo de Cappa aseguró su ventaja. Fue superior en el primer tiempo, pero se achicó en el segundo, luego de la expulsión de Ortega.
Por Juan José Panno
Todavía no hay tiqui tiqui, pero River factura taca taca y ya tiene 6 puntos sobre 6, lo que le permite escaparle a la parte profunda de la tabla del descenso y empezar a mirar el futuro con un poco de optimismo. En la primera fecha le había ganado a Tigre, dejando una imagen paliducha; ayer tampoco redondeó una buena actuación, pero al menos coloreó su juego con algunos buenos encuentros, un par de situaciones de peligro y un lindo gol en una interesante acción asociada.
River está lejos de aquella tienda de los últimos campeonatos que perdía desde los vestuarios, tenía cero autoestima, se entregaba ante la menor adversidad y encima no gozaba de los favores de la fortuna. Pero también está lejos de ser el equipo claro, vistoso y contundente con el que fantasea Cappa, ese equipo que desean los hinchas de River y los que creen que el entrenador es capaz de sacarles jugo a las piedras.
Lo mejor de River en el partido de ayer se vio en el primer tiempo o, para decirlo con más precisión, en la primera media hora de juego. En ese lapso, Maidana y Ferrero se las compusieron para desarticular con mucha facilidad los tibios intentos de Huracán, Almeyda lo hizo todo fácil en el medio, Ortega dio algunas lecciones de cómo clarificar el juego y Buonanotte insinuó algo de su enorme talento. En ese lapso se dio el único gol del encuentro, en una jugada que empezó con un pase al vacío de Buonanotte, siguió con un desborde del incisivo Funes Mori y terminó con un enganche y un toque suave desde el piso de Affranchino.
Ese gol y algunos otros encuentros de toque cortito y de primera en velocidad hicieron pensar en una goleada, en un paseo, en la humillación de Huracán, que no daba pie con bola y ponía ingenuamente la cara para el cachetazo.
Ese rejuntado del Chulo Rivoira, armado con retazos de jugadores de vuelta y jóvenes sin rodaje, no encontraba la pelota en el medio, y sus defensores y volantes limitaban las posibilidades ofensivas a los pelotazos destinados al Roli Zárate. Todo pintaba para que River se fuera al descanso con un par de goles en el bolsillo y el partido liquidado, pero Affranchino desperdició un par de ocasiones y Funes Mori no tuvo oportunidad de gatillar.
El bajón que empezó a experimentar el equipo en el final de la primera etapa no les quitó entusiasmo a los hinchas de River. Sabían –o al menos presumían– que en el entretiempo el entrenador iba a ajustar algunas tuercas para que River pudiera retomar el control del juego.
Pero debe haber pasado que Cappa se equivocó de vestuario, que les habló a los muchachos de Huracán y les dijo que había que cambiar la actitud, y les dio confianza a los del medio para que tuvieran la pelota. Y le hicieron caso a Cappa, o en todo caso se aprovecharon de que River pasó a ser un equipo fantasma.
Lo peor del equipo de la banda se dio en toda la segunda etapa. Desde el arranque renunció al protagonismo del juego y mucho más cuando el árbitro le mostró la tarjeta roja a Ortega. Sin brillo, sin ideas luminosas, a los empujones, Huracán empezó a presionar y River se fue haciendo chiquito. Tanto que siempre vio desde lejos el arco de Monzón, y no generó ni media situación de gol. Fue tan flojo lo de River que ensució todo lo bueno que había construido en el primer tiempo y provocó la idea generalizada de que el empate que se veía llegar era el resultado más ajustado a la realidad. Pero el empate no llegó porque Maidana y Ferrero se hicieron muy fuertes, porque Carrizo no cometió ningún error y porque Huracán no acertó con ningún remate al arco.
Los hinchas celebraron un rato largo. La explicación más sintética la dio el tipo que dijo que su alegría se debía a la certeza de que en el torneo anterior un partido como éste lo perdían cómodamente. No le faltaba razón.
Estadio: Huracán.
Arbitro: Saúl Laverni.
Gol: 11m, Affranchino (R).
Cambios: 33m, M. Martínez (6) por Nieto (H); 66m, Orlando por Hereñú (H), 68m, Caruso por Buonanotte (R); 76m, Ballón por Funes Mori (R); 81m, Otálvaro Arce por Peña (H); 86m, Rojas por Pereyra (R).
Incidencia: 71m, expulsado Ortega (R).
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