Todos los abrazos para Hilario Navarro, que jugó un clásico perfecto ante su ex equipo y fue el sostén de la victoria de Independiente.

“Estos clásicos hay que ganarlos como sea, no importa cómo.” La frase la pronunciaron los hinchas de Independiente mientras esperaban salir del estadio, algunos futbolistas que celebraban la victoria, el propio entrenador Antonio Mohamed durante la conferencia de prensa y hasta algunos comentaristas en el intento por explicar el 1-0 con que Independiente superó a Racing en el duelo barrial. La idea del “como sea” parece ser una fórmula facilista para justificar que el vencedor fue superado claramente durante buena parte del encuentro y que sólo la enorme tarea de Hilario Navarro le permitió sostener la ventaja.

Seguramente ni Mohamed ni los jugadores de Independiente pensaron el desarrollo como se dio, con el arquero propio como figura excluyente del compromiso y con un gol convertido en la única ocasión de peligro generada en todo el primer tiempo. Es que sin hacer demasiado, con la sola idea de colocar la pelota profunda entre Mareque y Velázquez para la entrada de Hauche, Racing generó situaciones de peligro como para merecer la ventaja.

Sin embargo, Navarro siempre estuvo atento para solucionar esos desajustes defensivos y, sobre todo, para evitar el desorden en que amenazaba convertirse el fondo de Independiente. Si alguno de los tres mano a mano que el arquero le ganó al ex Argentinos terminaba en gol, era más que probable que la endeble estructura del equipo de Mohamed se desarmara.

“Tenía que aportar mi granito de arena para conseguir una victoria que le diera una alegría a la gente. Este era un partido aparte, para no-sotros y los hinchas”, fue el humilde mensaje que dejó Navarro tras la victoria. Lo suyo fue más que un granito de arena. En el primer tiempo, además de las tres chances que le sacó a Hauche, también le dio solidez en el juego aéreo a su equipo al descolgar lejos varios centros. Así le retribuyó a Mohamed la confianza que le había depositado, teniendo en cuenta la dura competencia con Gabbarini y Assmann. “Como dije durante la semana, a mí sólo me importa hacer bien mi trabajo. Sé que somos varios arqueros los que estamos luchando por el puesto. Entre nosotros nos llevamos bien y nos apoyamos mutuamente, porque antes que nada está Independiente”, remarcó el ex arquero de Racing.

Clave para sostener el empate en el primer tiempo, Navarro también fue vital para mantener el triunfo. Es verdad que tras el gol del juvenil Cristian Báez en la última jugada del primer tiempo, Independiente se mostró más firme en defensa, pudo contragolpear con mayor frecuencia y contó con dos ocasiones clarísimas para definir el partido, que primero Fredes y luego Patricio Rodríguez dilapidaron ante De Olivera. Pero también es cierto que el equipo de Mohamed necesitó de un gran Hilario para asegurar el triunfo. Primero le sacó un cabezazo a Matías Martínez, luego salvó de manera magistral ante otro envío bombeado de Aveldaño y más tarde desvió a un costado un remate desde afuera del área de Toranzo. Para el final quedó un mano a mano ante Bieler, que también murió en el cuerpo del arquero correntino.

Con la mayor parte de su carrera en Paraguay, con pasado en Racing, con algunos partidos en San Lorenzo y con bastante tiempo como suplente en Independiente, Navarro, con actuaciones como la de ayer, podrá ganarse su lugar con Mohamed, más allá de la gran competencia que tiene y que el propio técnico no le quiere garantizar la titularidad. Incluso éste ya confirmó que el próximo sábado atajará Gabbarini, aunque seguramente Navarro ingresará el siguiente martes ante Defensor, en otro de los partidos que Independiente querrá ganar “como sea”.