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Rodrigo Battaglia vivió una semana que difícilmente olvidará. “Si me decían que le íbamos a ganar 3-0 a San Lorenzo no lo hubiese creído”, cuenta el volante de Huracán, de 19 años, todavía sin entender los formidables ecos de la goleada: “Me llaman de todos lados, me hacen 200 preguntas. Sabía que se iba a hablar mucho, pero nunca me imaginé que tanto”. Con tan sólo cuatro partidos en Primera, el mediocampista ya fue convocado por Walter Perazzo para jugar en la Selección Sub-20. En diálogo con Página/12 afirmó que el partido de Huracán contra Olimpo será “otra final” y que espera que la victoria en el clásico haya sido el “punto de partida”.

–Javier Pastore dijo alguna vez que los pibes de Angel Cappa salían a divertirse. Ustedes jugaron el clásico como si fuese una cuestión de vida o muerte.

–Obviamente. ¿Cómo íbamos a salir a divertirnos? ¡Teníamos que dejar la vida! Nosotros sabíamos que no podíamos perder bajo ningún concepto. Jugamos como hinchas. Ellos llegaban mejor, pero eso nos agrandó.

El presente le sonríe, pero sus primeros pasos en el fútbol fueron difíciles. A los 14 años le dijeron que no iba a continuar en Vélez, a causa de un problema de crecimiento. “No recuerdo cuánto medía, pero era chiquito”, cuenta el volante, que ahora mide 1,87. A pesar de la bomba que le tiraron en Liniers, donde también le afirmaron que nunca iba a llegar a ser jugador, Battaglia recaló en Almagro. Continuó allí hasta febrero de este año, cuando se fue a probar a Huracán por su cuenta. “Quería dar el salto de calidad”, explica el volante, quien terminó el colegio secundario debido a la inseguridad que le generaron en su primer club.

–La gente de Vélez debe estar arrepentida...

–Yo me fui bien. No me interesa reprocharles por el pasado. Además, los hinchas de Vélez ni siquiera me deben conocer.

–¿Pensaste en dejar de jugar?

–No, me tenía mucha fe y quería seguir. Yo sabía que si hacía las cosas bien iba a llegar a ser profesional.

–En alguna oportunidad dijiste que les prestabas mucha atención a Fernando Gago y a Javier Mascherano. ¿Mirás partidos con frecuencia?

–Sí, siempre hay que mirar fútbol. Eso me sirve para robarle alguna que otra cosita a algún jugador.

–Existen dos tipos de volantes centrales: los que juegan con rudeza y los que buscan tener un buen manejo de la pelota. ¿Vos en qué grupo estás?

–Me gusta tenerla y llevarla, eso es lo que me pide Brindisi. De cualquier manera, tampoco puedo descuidar la marca. En el partido contra San Lorenzo, el técnico me pidió que trasladara la pelota y que contuviera a Aureliano Torres. Por suerte salió todo bien.

–¿Tenés conciencia de que jugaste un gran partido?

–Sin dudas, los anteriores habían sido difíciles. El último encuentro tuvo un sabor especial, porque fue mi primera victoria. Eso me dio más tranquilidad para entrenarme en la semana.

–¿Cuánto tuvo que ver Miguel Brindisi en tu explosión?

–Mucho, es un fenómeno como técnico y además es una gran persona. Cuando todavía no había debutado, un día me puso con los titulares en una práctica. Después me agarró por separado y me dijo que yo iba a jugar, pero que me quedara tranquilo, que él no pretendía que fuera el salvador.

–A pesar de no ser un clásico como el de la semana pasada, el partido frente a Olimpo los encuentra a ambos en la lucha por no descender.

–Estamos mentalizados en que va a ser otra final. Ahora pensamos en sacar la mayor cantidad de puntos que podamos, para luego arrancar con todo en el campeonato que viene.

–Rolando Zárate expresó que se siente raro por ser uno de los más viejos del plantel, con 32 años. ¿Cómo manejan el tema de la diferencia de edad?

–Muy bien. Eso es una ventaja, porque nos da equilibrio. Como dijo Brindisi: “Ahora se viene el Huracán de todos”. Esperemos que el partido contra San Lorenzo haya sido el punto de partida.

–También debe haber sido el punto de partida de tu perfil de Facebook. Ya tenés más de 1200 seguidores.

(Se ríe.) –¡Sí! Esta semana se me agregaron 200 más. Antes de debutar en Huracán no me seguía prácticamente nadie.

Entrevista: Andrés Pappagallo.