Lunes, 30 de mayo de 2011 | Hoy
FúTBOL › INDEPENDIENTE NO EXHIBIó MáS ARGUMENTOS QUE ESTUDIANTES
No fue mejor sino más práctico, y así logró su tercera victoria consecutiva, que aleja los fantasmas de la Promoción. Eduardo Berizzo, el técnico del equipo de La Plata, sería despedido hoy.
Por Daniel Guiñazú
La diferencia no estuvo en el fútbol. La verdadera distinción que separó a Independiente de Estudiantes fue la confianza. Después de haberse arrimado a la Promoción, Independiente empezó a ganar. Y con las victorias (tres consecutivas con la de ayer), renació una seguridad que la eliminación prematura de la Copa Libertadores y algunas patinadas locales habían disipado. Con un libreto precavido y sin grandes generosidades, con cinco volantes, un solo delantero de punta y sin los desequilibrios de la habilidad de Patricio Rodríguez, los rojos se aferraron a un plan y volvieron a creer en sí mismos. Y se nota. Ya no tienen que temer por su permanencia en Primera.
En cambio, Estudiantes hace rato que ha dejado de reconocerse en aquel equipo que hace cinco meses salió campeón del torneo Apertura. Como los últimos resultados han sido malos (o por lo menos muy por debajo de lo esperado), las certezas han desaparecido. Y hasta lo más sencillo, pasarle la pelota a un compañero, se ha transformado en una misión imposible. Tan endebles son los hilos anímicos que sostienen su estructura, tan bajo es el nivel individual y el rendimiento colectivo, que un gol en contra es el preaviso de una derrota segura, y un equipo como Independiente –que remata tres veces al arco en todo el partido– le gana sin pasar grandes sobresaltos. Casi por mero acto de presencia.
Nunca Independiente fue mejor que Estudiantes. En todo caso fue más práctico. Mohamed armó un equipo corto y cauteloso. Con mucha gente puesta por detrás de la línea de la pelota y el que un solo recurso (el intercambio posicional entre Villafáñez y Parra) le bastó para quebrar la defensa lineal que intentó Estudiantes. La pasó mal en el arranque de los dos tiempos y sobre todo en el del segundo, cuando Hilario Navarro le tapó dos pelotas en la misma jugada a Enzo Pérez y Parra salvó de cabeza sobre la línea un cabezazo de Desábato. Luego se recompuso, se montó sobre las vacilaciones de Estudiantes para crecer y explotó a fondo las pocas oportunidades que tuvo. Suficiente para ganar.
En todo caso habrá que concluir que Estudiantes hizo más méritos para irse derrotado que Independiente para marcharse ganador. No supo aprovechar el envión que tuvo en el principio de las dos etapas y fue perdiendo presión y circulación de pelota hasta igualarse hacia abajo con su rival. El gol de Galeano (un derechazo cruzado desde fuera del área) al cierre del primer tiempo desató los primeros murmullos de un público cada vez más impaciente y nervioso.
Y un cambio, el de Carlos Auzqui por Hernán Rodrigo López, hizo estallar la paciencia pincharrata en contra del técnico Eduardo Berizzo y de los dirigentes. Al mismo tiempo, los jugadores se enredaban en una madeja de toques intrascendentes sin tener una sola ocurrencia que derivara en situaciones de peligro. Cuando, a los 31 minutos, Villafáñez anotó el 2-0, Estudiantes se resignó a sufrir su quinta derrota como local y la permanencia de Berizzo en su cargo quedó pendiendo de un hilo. Los dirigentes aguardaron en vano que les presentara la renuncia en el vestuario. Como eso no sucedió, acaso hoy tomen la decisión de despedirlo.
Cancha: Quilmes (local Estudiantes).
Arbitro: Patricio Loustau.
Goles: 45m, Galeano (I); 76m, Villafáñez (I).
Cambios: 56m, Auzqui (4) por H.R. López (E); 57m, Battión (5) por Gracián (I); 67m, Cabrera por Vélez (I); 76m, L. González por Mercado (E); 85m Núñez por Villafáñez (I).
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