Lunes, 19 de septiembre de 2011 | Hoy
FúTBOL › EL BUEN FUNCIONAMIENTO DE LOS VOLANTES RESULTA VITAL
Más allá del buen rendimiento de Orion y Schiavi, Boca se hace sólido atrás por la telaraña que tejen los mediocampistas. El equipo de Falcioni recupera mucho la pelota y va encontrando variantes en la creación.
Por Juan José Panno
Una de las claves del buen rendimiento de este Boca puntero y ganador se la puede encontrar en la mitad de la cancha, en el equilibrio que se consiguió con el cuadrado Rivero-Somoza-Erviti-Riquelme, que se convierte en una estrella de varias puntas con la subida de Clemente Rodríguez y/o Roncaglia y las bajadas de Viatri, delantero con vocación de armador.
Se habla mucho en estos tiempos de la solidez defensiva que se alcanzó con la llegada de Schiavi y es cierto: el Flaco transmite seguridad, ordena a sus compañeros y hace pesar su experiencia, pero ése es sólo un capítulo de la historia. Schiavi y el otro marcador central que juegue (normalmente Insaurralde, aunque alterna Caruzzo) se sienten protegidos por el entramado que el equipo teje en la mitad de la cancha, recortándoles posibilidades a sus rivales.
Hasta el último tramo del campeonato anterior, cualquier rival sabía que un centro al corazón del área de Boca implicaba una posibilidad concreta de gol. Llovían los pelotazos y el temblor de los centrales se replicaba en la misma escala en las tribunas. Lanús no tiró muchos centros cruzados porque se siente más cómodo jugando por abajo (aunque ayer no pudo), porque sabe que Boca ya no es tan débil y –fundamentalmente– porque no lo dejaron.
El mediocampo de Boca y sus colaboradores circunstanciales funciona como regulador de voltaje. Quita. Y mucho. Ayer se anotaron en eso de la recuperación de la pelota Viatri, Erviti, Somoza, Rivero y también Riquelme. Boca hace bien el pressing sobre los laterales y achica los espacios de los rivales en un esfuerzo conjunto y compensado. Y lo que es más importante: cuando consigue la pelota, juega.
Ya se sabe de todo lo que es capaz Riquelme, pero de a poco va logrando acompañamiento en el proceso creativo. Viatri es una especie de alumno aventajado que aprende rápidamente las lecciones, y por eso produce jugadas efectivas y lujosas como una pared con Mouche en el primer tiempo, que mereció ser gol. Erviti empieza a sentir confianza con la pelota en los pies y de ese modo complementa el fenomenal despliegue físico que realiza. Y así como Erviti se parece al de Banfield, Somoza se asemeja al de los buenos momentos en Vélez. El volante, además de adueñarse de la zona central, tuvo una intervención fundamental en el juego cuando encontró el espacio en un lateral y desde allí mandó el centro medido a la cabeza de Erviti en el segundo gol. Rivero fue el más flojo de los del medio, pero deja el alma en la cancha y la gente se lo reconoce.
Boca ya no es Riquelme y diez más, y eso se nota en los rendimientos, en los resultados, en las situaciones de gol que crea, en las pocas que sufre y en la tabla de posiciones.
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