El equipo de Malbernat venía mal, con una derrota en el primer partido del Clausura, un promedio de miedo y actuaciones poco convincentes que han ido motivando el fastidio de la afición platense. El crédito de Estudiantes con su gente es escaso y, sacando el caso de Pompei y algún otro intocable en el sentimiento tribunero, el equipo sufre la presión de una hinchada que aguanta poco. Enfrente, Banfield que viene de una buena campaña en el Apertura, no ofrece ahora la imagen de contundencia y orden que había sabido ganarse con buenas producciones de la mano de Garisto.
En ese contexto, la victoria de los locales fue una válvula de escape para mucha tensión acumulada. No fue fácil y pareció necesario sufrir una vez más para poder disfrutar al final Un tiempo entero hubo de padecer la hinchada estudiantil. Pero cuando Estudiantes era más resistido por sus hinchas, asomó en escena Ernesto “Tecla” Farías y, con dos goles, a los 16 y 43 del segundo, lo condujo a una importante victoria. En el primer tiempo, la visita no se fue en ventaja, por ineficiencia de sus delanteros –Colautti a los 7, Cavallo a los 15– y por la actuación de Nacho González. En esa primera etapa, Estudiante fue sólo confusión en todas su líneas, mientras Banfield manejó el partido. El local sólo llegó a través de un tiro libre (39 minutos) de Roberto Pompei que se estrelló en el travesaño.
En el segundo tiempo, todo fue diferente, porque Estudiantes salió más decidido y el gol de Farías (16 minutos), con un golpe de cabeza, tras un córner ejecutado desde la derecha por Pompei y aprovechando la mala salida de Enzo Noce. Allí se abrió el partido, porque Estudiantes tuvo servido el contraataque y pudo ganarlo por cifras amplias. Para tranquilidad de los locales, cuando se jugaban 43 minutos Pompei remató, Noce dio rebote y Farías sólo tuvo que empujarla para anotar el segundo gol y sellar el resultado.