La Juventus de Turín ganó su título número 28 de campeón de Italia, ocho años después del último y seis tras el escándalo de partidos arreglados conocido como Calciopoli, gracias a un plantel liderado por jugadores emblemáticos como Gianluigi Buffon. La victoria contra el Cagliari, acompañada de la derrota del Milan ante el Inter, gracias a tres goles de Diego Milito, aseguró la conquista del Scudetto a una fecha del final.

En la temporada de la reconquista de la Serie A fue más fuerte que el Milan en el sprint final y ha demostrado que un mayor número de estrellas, como teóricamente reúnen el Milan o el propio Inter, no es sinónimo de éxito. Dirigido por Antonio Conte, el equipo se apoyó en muchas ocasiones, dentro y fuera del campo, en dos campeones del mundo de 2006, el arquero Bu-ffon, que recuperó su mejor nivel, y Andrea Pirlo (ex Milan), que rindió a pleno. El veterano Alessandro Del Piero jugó menos, pero su peso e influencia en el vestuario son indudables.

Tras dos temporadas discretas, en las que terminó en la séptima plaza, la Juventus se tornó más pragmática. Los sistemas de juego adaptables de Conte contaron con un mediocampo de excepción, donde la eclosión de Claudio Marchisio (nueve tantos) ha sido el perfecto complemento para Pirlo. Con esos dos pilares, Simone Pepe y el chileno Arturo Vidal encontraron más sencillo dinamizar el juego ofensivo.

El zaguero Andrea Barzagli fue símbolo de la defensa de la Vecchia Signora, la mejor del torneo, con apenas 19 goles en contra, cuya solidez se prolongó al punto de que la Juventus fue el único de los campeones de las grandes ligas de Europa que terminó invicto; su rival, el Milan, perdió seis partidos en el mismo recorrido. Las lesiones también respetaron más a la Juventus que al Milan esta temporada.

En la última jornada se definirá qué equipo acompaña al Cesena y al Novara a la Serie B, con clara ventaja de Genoa sobre Lecce para evitar el descenso.