FúTBOL › OPINIóN
› Por Juan José Panno
¡Qué bueno estuvo el fin de semana del fútbol argentino!
Obviamente, la afirmación no surge del empate sin goles de San Lorenzo y All Boys ni del triunfo de River contra Gimnasia de Jujuy, de la goleada de Tigre, del triunfo de Argentinos sobre Vélez, de la victoria de Newell’s en Bahía Blanca o de la agónica igualdad de Boca en Rafaela, ni de nada que se parezca a todo eso...
El fin de semana del fútbol argentino estuvo buenísimo porque el sábado pudimos disfrutar de los cuatro goles de Lionel Messi para redondear el medio centenar de conquistas en el campeonato español y, lo que es más importante, para sacarle una luz de cinco goles al insoportable Cristiano Ronaldo. Que el portugués vaya largando el Pichichi con el que ladraba el año pasado, porque el Real Madrid será campeón, pero el goleador va a ser nuestro pibe. Y lo mejor del partido de Barcelona contra el Espanyol fue el abrazo de Messi con el Pep Guardiola, un Serrat de tiempos modernos al que adoptamos como propio y deberíamos darle la ciudadanía honoraria. Fue grandioso lo de los cuatro goles de Messi y que Ronaldo no pudiera marcar más que un gol. Y eso que el tipo, en nuevas muestras de egoísmo, pateó al arco cuando tenía a compañeros mejor ubicados para definir. Fue bueno también volver a comprobar las distancias que separan a uno del otro cuando festejan los goles. Messi abraza a sus compañeros, comparte el abrazo, señala con el dedo a quienes lo asisten; Ronaldo cancherea, se señala el pecho, baja los brazos para que lo envuelvan los del mismo equipo.
El fin de semana del fútbol argentino también estuvo bueno porque el sábado Franco Jara, ex jugador de Arsenal de Sarandí, fue figura del Granada y le metió un golazo al Real Madrid en una corrida espectacular y el mismo día Marcelo Bielsa recibió nuevas ovaciones del público bilbaíno, que lo adora. Vale la pena ver el informe que presentó CQC (http://www.youtube.com/ watch?v=o59MNSdgjtY) para entender hasta qué punto el Loco –ése al que acá queríamos matar cuando nos quedamos afuera en la primera ronda del Mundial de Corea y Japón– se metió en el corazón de los vascos. Otro que se ganó el afecto de la gente fue el Cholo Simeone en el Atlético de Madrid, que el sábado le ganó al Málaga y sigue su marcha ascendente. El miércoles se miden en la final de la Europa League, en Bucarest.
Ayer, el fútbol argentino nos dio nuevas satisfacciones. El Manchester City de Zabaleta (que cada día juega mejor), Tevez y Agüero le ganó 2-0 al Newcastle (donde brilló Coloccini y en menor medida Jonás Gutiérrez) y quedó a un paso de la conquista del título del torneo inglés, porque tiene el mismo puntaje, pero mejor diferencia de gol que el United, a una fecha del cierre. Agüero jugó un partidazo, estuvo cerca de marcar más de una vez y metió un par de pases de gol fenomenales. Messi y Agüero parecen titulares insustituibles en la Selección, pero no hay que olvidarse de Tevez, que volvió con todo en el City; de Higuaín, que jugó poco, pero metió mucho en el Madrid, y de Diego Milito, que ayer se despachó con tres goles en el clásico milanés y realzó el fin de semana del fútbol argentino.
Ya se sabe que la mayoría de los efectos de la globalización no son buenos, pero algunas excepciones hay. Entre el sábado y ayer vivimos una de esas excepciones. Y fue fenomenal.
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