Lunes, 17 de junio de 2013 | Hoy
FúTBOL › EL EQUIPO ROSARINO SE ASEGURó EL PRIMER PUESTO DEL TORNEO AL VENCER A RAFAELA
Se armó para zafar del descenso y ahora nadie le discute su papel de mejor conjunto del torneo, que hace del culto a la pelota su clase distintiva. Puede ser campeón el miércoles si Lanús no consigue darle vuelta el partido a Estudiantes.
Por Juan José Panno
Newell’s es el Barcelona. Nuestro Barcelona, una versión en blanco y negro (o en rojo y negro, más bien) del colorido equipo catalán, un Barcelonita.
Las distancias son enormes, por supuesto, y sólo bastaría con comparar los números.
Barcelona fue campeón en España con 100 puntos sobre 114, el 87 por ciento de los puntos.
Hasta la fecha 18ª, Newell’s obtuvo 40 puntos sobre 64, lo que significa el 59 por ciento de los puntos.
Barcelona ganó 32 partidos, empató 4 y perdió 2; metió 115 goles y recibió 40.
Newell’s se impuso en 12 encuentros, igualó 2, perdió 4; hizo 40 goles y le metieron 20.
Y si se compara jugador por jugador, no hay equivalencias posibles si, para empezar, de un lado se coloca a Messi, Xavi e Iniesta.
El paralelo, en definitiva, se puede trazar en algunos aspectos puntuales, de los cuales el más notorio es éste: los jugadores de Newell’s se proponen como primera medida de su juego pasarles la pelota a los que tienen la camiseta del mismo color. Simple y sencillamente eso. No se sacan la pelota de encima: la juegan. No revolean la pelota como sistema, no se repiten en los pases largos a dividir y realizan un enorme despliegue físico que permite agrandar las opciones al ocasional portador de la pelota. El equipo del Tata Martino se siente cómodo cuando tiene la pelota en su poder, y como sus volantes tienen un correcto manejo, consiguen marcar el ritmo de los partidos. En los encuentros como el de ayer contra Rafaela –un rival que aportó muy poco–, sus virtudes parecen agrandarse.
Cuando Newell’s consigue la pelota, no se apura, abre la cancha, busca los espacios con paciencia y a veces desequilibra con una pared, un remate de media distancia o un desborde con centro de los que duelen. Cuando no la tiene, presiona bien arriba para conseguirla rápido y volver a empezar.
A Rafaela le metió tres goles en el segundo tiempo después de haberle generado por lo menos cuatro situaciones claras (incluido un penal malogrado por Scocco) en la parte inicial.
En el primer gol, el lateral Casco –que por lo general pasa muy bien al ataque– llegó hasta el fondo, metió un buscapié y encontró la pierna de Carniello.
En el segundo, Scocco le dio un buen pase de tijera a Maxi Rodríguez, que hizo la pausa, pisó la pelota, desconcertó a un frágil marcador y cruzó la pelota hacia el otro lado, Orzan la tocó atrás (en realidad da la sensación de que quiso patear al arco) y Figueroa la empujó a la red.
En el tercero, con el rival destartalado en defensa, casi todo lo hizo Maxi. Entró libre por el medio, desaceleró para hacer pasar de largo a dos defensores y se la dio a Urruti para que definiera.
Otro de los secretos de este Newell’s es que su entrenador y el preparador físico Elvio Paolorroso montan sus entrenamientos sobre la pelota. Una buena puesta a punto a comienzo de la temporada y después poco trabajo físico, casi nada de pesas y mucho trabajo de recreación y perfeccionamiento de la técnica.
Con muchos pibes, con jugadores experimentados como Heinze y Maxi Rodríguez –que han aportado mucho– y con un goleador iluminado como Scocco, el conjunto del Tata Martino se destacó claramente en un torneo signado por la mediocridad.
Estadio: Rafaela.
Arbitro: Patricio Loustau.
Goles: 66m, Carniello (R), en contra; 79m, Figueroa (N); 90m, Urruti (N).
Cambios: 70m, Albertengo por Depetris (R); 73m, Orzan por Tonso (N); 75m, J. López por Carrera (R); 82m, Sacks por Vella (R); 86m, Urruti por Scocco (N); 90m, Muñoz por Figueroa (N).
Incidencia: 27m, Scocco (N) falló un penal.
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